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En Isla Mágica

XI Encuentro de la Familia Vicenciana

¡Hoy, ninguno llegamos tarde! Hoy, todos acudimos puntuales a la esperada cita de cada año: Celebrar la Fiesta de San Vicente.

El Circo del Cóndor, en Isla Mágica, se ha llenado de color, de alegría y hasta de un agradable alboroto, pues algunos, que hacía tiempo que no se veían, se han encontrado, y este feliz encuentro se traduce en abrazos, exclamaciones de gozo que se repiten una y muchas veces.

Las gradas van ocupándose ordenadamente, pues los del ORDEN realizan su cometido cuidadosamente: orientan, organizan, ayudan a los que tienen dificultades para subir escaleras, y vigilan a los que, por su corta edad, corretean “a gatas” y se alejan de sus padres.

Dos jóvenes van animando y anunciando la llegada de los diferentes grupos: de Granada, Málaga, Jaén, Cádiz, Sevilla…y el Coro va ensayando los cantos para la celebración.

El bullicio va desapareciendo. Llega la calma, el silencio. Todos atentos a las palabras que nos dirige Sor Pilar, Visitadora de la Provincia España-Sur.

“EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ, ME HA UNGIDO, ME HA ENVIADO PARA DAR LA BUENA NUEVA NOTICIA A LOS POBRES”

“Estas palabras, que tuvieron gran resonancia en la vida y misión de San Vicente, también las tienen hoy en nuestros corazones. En el marco de la celebración de estos 400 años del Carisma, toda la Familia Vicenciana nos sentimos responsables de una herencia, y enviados por el Señor a continuar su Misión, siendo testigos de su amor para ser en el mundo y en la Iglesia una fuerza evangelizadora

En esta solemnidad de su fiesta, oramos con el afán de empaparnos de su espíritu abierto, acogedor y amoroso para todos los necesitados: ancianos, niños, migrantes, desplazados. De sus ojos de fe, que ven en el excluido el rostro de Cristo; de su creatividad desbordante, de su bálsamo para curar las heridas de los golpeados por la vida, de su tenacidad incansable para superar las dificultades viviéndolas como oportunidad de hacer efectivo el evangelio.

Con gran esperanza nos sentimos urgidos a explorar caminos nuevos que nos lleven a responder al clamor de los más necesitados y heridos por la vida, hablándoles con nuestros gestos y palabras, y anunciándoles que el reino de los Cielos está cerca y es para ellos.

Presentamos en esta gozosa celebración nuestro empeño por conocernos más, orar juntos y compartir todos los que somos y tenemos como el mejor medio para crecer en nuestra comunión y hacer extensivo el amor del Señor que nos impulsa a acercarnos a todas las periferias existenciales donde Él nos está esperando”.

El coro y todos los presentes entonamos el canto “Ven a la fiesta”. Concelebran la Eucaristía seis sacerdotes Paúles.

Es el momento de la lectura de la Palabra. Un grupo de alumnos del Colegio de San Vicente de Paúl, de Cádiz representa con los mejores símbolos lo que lo que significa y beneficia la Palabra de Dios. Al tiempo que suena el canto

“Mi palabra será como la lluvia, que al caer desde el cielo, empapa la tierra la hace fecunda; la llena de vida”

presentan nubes que derraman abundantes gotas de agua, signo de vida, acompañando la PALABRA.

Esther y David cantan el Salmo y todos participamos en el estribillo.

Proclamadas las lecturas, en las que tomaron parte miembros de las diferentes Ramas de la Familia Vicenciana, tuvo lugar, no la homilía, como era de esperar. No. Vicente de Paúl y Luisa de Marillac se hicieron presentes para contarnos cómo sus sueños se hicieron realidad. Con qué soltura, simpatía y arte dramático, dos alumnos de los Colegios Ntra. Sra. del Rosario y Protectorado de la Infancia, dieron vida a nuestros Fundadores.

Y antes de despedirse nos recordaron a todos los asistentes la responsabilidad de mantener la obra que, inspirada por Dios, ellos iniciaron.

También los sacerdotes intervinieron animándonos a vivir lo que, tanto el Papa Francisco como nuestro Superior General, nos dicen una y otra vez:

“Una vida sin sueños, no es vida” “Soñemos, pero soñemos juntos”

“Necesitamos soñar juntos para seguir construyendo, para caminar como familia con una misión común: la misión de salir de nosotros mismos para ir a los demás, especialmente a los más pobres”

Y, en el momento de la ofrenda, además de los murales que presentaron representantes de las diferentes Casas, cada Rama de la Familia Vicenciana manifestó sus SUEÑOS:

SOÑAMOS …

que ninguna persona tenga que abandonar su país, pues en él podrá disfrutar de la paz, justicia y bienestar que Dios quiere para todos sus hijos.

que los jóvenes, coherentes con su compromiso de fe, se impliquen en la Iglesia y en la sociedad.

que la devoción a la Virgen nos lleve a todos a un mayor compromiso con los pobres…

en poner todo el empeño necesario para llevar la Caridad de Jesucristo a todos los que viven en situación de necesidad y pobreza….

en mantenernos fieles, como Vicente de Paúl, siguiendo a Cristo servidor y evangelizador de los pobres….

con un voluntariado cada vez más comprometido en el servicio cercano y personal con los más vulnerables

con el aumento de Misioneros Seglares Vicencianos para trabajar por la promoción espiritual y humana de las persona en exclusión social.

Con las PAÑOLETAS blancas pedimos, desde lo más profundo del corazón, que la PAZ sea pronto una realidad. Y en total y respetuoso silencio, oramos.

El momento de la Comunión sacramental se realizó, a pesar de la gran cantidad de personas que iban a participar, con todo orden y bastante rapidez. Los sacerdotes y varias Hermanas, precedidos de un joven portando pancarta, se fueron desplazando por todo el recinto con facilidad.

La participación del coro fue, como siempre, un elemento importante pues aportó solemnidad, alegría y unión a esta hermosa fiesta de familia.

Y el acto final nos dejó a todos con ganas de continuar: alumnos del Colegio Huerta de la Cruz expresaron, en nombre de todos, las GRACIAS al Señor, por haber concedido a los Fundadores estos dones:

G: gratuidad incondicional para servir a los pobres.

R: rompedores de las estructuras de injusticias en la Francia del siglo XVII.

A: alegría de contribuir a un mundo más humano.

C: compasión, siguiendo el ejemplo del corazón misericordioso de Dios.

I: ingenio, pues es necesario que el amor sea creativo hasta el infinito.

A: audacia para implicar a autoridades y personas adineradas.

S: servicio, como forma de hacer realidad todas demás actitudes.

Esta acción de gracias estuvo acompañada de una danza en la que tres alumnas mostraron con sus elegantes, gráciles, fluidos y precisos movimientos, la belleza del ballet. Los aplausos abundantes demostraron lo mucho que todos disfrutamos con esta y las demás aportaciones para la celebración de este XI ENCUENTRO DE LA FAMILIA VICENCIANA.

Terminada la Eucaristía, nos dispersamos para disfrutar de los muchos atractivos que nos ofrece ISLA MÁGICA.

 Sor Rosa María Muñoz.                                                                                                        

SEVILLA, 24 SEPTIEMBRE DE 2017

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