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Asilo Dulce Nombre de María

SI EL SEÑOR NO GUARDA LA CIUDAD, EN VANO VIGILAN LOS CENTINELAS

Así reza el salmo 127, y así hemos vivido en el “Asilo Dulce Nombre de María” el último año y medio. Nos hemos cuidado mucho; respetamos el confinamiento, las mascarillas, los turnos para las actividades, nos adaptamos a una situación donde los besos y los abrazos se dan a un metro y medio de distancia, las sonrisas las intuimos por el brillo de los ojos, hemos aprendido a hablar con nuestros familiares a través de una pantalla y a sentirlos a través de un cristal.

Y nos han cuidado mucho; han doblado turnos de trabajo, han multiplicado las actividades dentro de casa, no se quitan las mascarillas ni siquiera cuando nos ayudan a ducharnos ¡con el calor que hace!… han dejado de asistir a cumpleaños, bodas, bautizos… reuniones familiares por precaución y amor hacia nosotras.

Pero en vano hubiéramos vigilado si el Señor no guardara nuestro hogar. Y así lo supimos desde el principio cuando nos encomendamos al Sagrado Corazón de Jesús. Y aunque sabemos que debemos seguir vigilantes, que el virus todavía puede traspasar las puertas de nuestra Casa, sabemos que si, hasta ahora, no ha podido hacerlo es porque el Señor nos guarda, así que es justo hacer un alto en el camino, mirar hacia atrás y sentirnos agradecidas y bendecidas por haber llegado hasta aquí. 

Por todo ello, el 14 de agosto de 2021, celebramos una misa en honor al Sagrado Corazón de Jesús, donde ofrecimos, entre otros, las llave de la Casa para que sea ÉL quien abra, cierre y custodie nuestro hogar. A continuación bendecimos un mosaico que, en agradecimiento, el “Asilo Dulce Nombre de María” ha colocado en la entrada de la Casa.

Seguiremos poniendo todo lo que está en nuestras manos, dejando lo imposible al Sagrado Corazón de Jesús.

Equipo de pastoral.

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