Mis queridas Hermanas:
Nos decía Kahlil Gibran en su Poema del Adiós que “en el mundo real del espíritu sólo hay encuentros y nunca despedidas”. Este verso, tantas veces repetido, nos ilumina, perfectamente, el momento que estamos viviendo.
Sí, la vida está llena de encuentros que se van sucediendo y esos, cuando están provocados por el Espíritu Santo, no tienen fin.
Uno de los encuentros que destacamos hoy es el que se produjo con Sor Francisca Rosales y Sor Cristina Múgica. Hace ya más de tres años que me dirigí a vosotras Sor Cristina y Sor Francisca para agradeceros que permanecierais en el Consejo que comenzaba su andadura. Valoré la valentía y el amor que demostrabais al atreveros a comenzar de nuevo. En aquél momento os dije: “Dios os lo premiará.” Deseo, de todo corazón, que así haya sido para vosotras. Lo que sí os puedo decir, con certeza, es que este Consejo sí ha sido premiado por Dios con vuestra presencia en él.
Es normal que tras nueve años de servicio a la Provincia la primera palabra que nos salga a todas sea: ¡GRACIAS! Gracias por la entrega incondicional, por la fidelidad y por la precisión en la tarea encomendada. Gracias por haber sabido estar en vuestro sitio en todo momento y por haber entendido, perfectamente, lo que significan las palabras subsidiaridad y corresponsabilidad. Habéis sido buenas constructoras de la Provincia y tengo la certeza de que seguiréis siéndolo en el servicio que ahora se os pida que realicéis.
En este tiempo que hemos recorrido juntas nos han llegado las canas y algún achaque, hemos superado obstáculos y corrido alguna aventura. Hemos soñado, sufrido y discernido juntas en muchas ocasiones, pero lo que más valoro de todo esto es que lo hemos hecho por amor a la Provincia que es la que provocó el encuentro, la que nos unió en su momento y nos mantendrá unidas para siempre.
Ahora me gustaría añadir a la palabra “gracias” alguna otra como:
¡ADELANTE! Que este “Adelante” siga siendo desde el “ir detrás de Cristo”. Seguid avanzando y creciendo con el ánimo y la pasión que os caracteriza.
CUIDAROS y seguid cuidando a las personas y el servicio que se os encomiende. Cuidad vuestro cuerpo y vuestro espíritu. También os pido que sigáis cuidando a la Provincia desde vuestra nueva realidad.
Y ¡cómo no!
¡EPHATA! Porque como decía Sor Fraçoise es el comienzo del camino. Ephata porque nos habla de apertura, de riesgo y de sorpresa. Porque Ephata nos pide renovación, ser levadura y contemplación. Y Ephata porque nos habla
de misión compartida y de encuentro.
Sor Cristina y Sor Francisca, estoy segura que os sentís muy felices ante la certeza del deber cumplido. Por todo y por siempre: GRACIAS.
Hoy también se produce otro encuentro, este con una nueva Consejera: Sor Remedios López Sorlózano. Cuando hablé con ella a causa de la designación como Consejera su reacción me hizo recordar las palabras del Papa Francisco cuando fue elegido como sucesor de San Pedro. Dijo: “Habéis ido a buscar un Papa al fin del mundo”. No es que vengas del fin del mundo, pero todas sabemos que eres una Hermana universal y que has estado, mucho tiempo, en “otro mundo”. Las circunstancias de la vida te han traído a España y hoy el Señor te pide que vuelvas a entregarte en un servicio de gobierno.
La primera palabra para ti, Sor Remedios, también es ¡GRACIAS! Gracias por aceptar tan gran desafío. Gracias por haber atravesado fronteras nuevamente y permitir que el Señor “te complique la vida”.
La Provincia España-Sur te vuelve a recibir con cariño y alegría y te asegura la oración. Para ti me brotan, también, otras palabras:
CONFÍA. Sé que la confianza en el Señor no te falta, ni te falla. Ahora me gustaría que te sintieras segura entre nosotras, tanto en el Consejo como con el resto de las Hermanas de la Provincia.
DESCUBRE la Provincia con todo su potencial, en todas sus dimensiones y servicios. Descubre a cada Hermana y el amor que ponen en todo lo que son y hacen. Y
OFRECE lo mejor de ti que es mucho y bueno. Te deseamos también que encuentres en nosotras el apoyo que necesites en cada momento.
Aunque llegas sola a un Equipo que lleva tres años caminando, todas sabemos que comenzamos otra etapa que traerá su propia novedad.
El Documento Inter-Adambleas será un buen compañero de camino. Nos señala las puertas que hay que franquear y nos ofrece llaves y orientaciones concretas para salir… ir hacia… encontrarse.
Es por tanto Hermanas un buen momento para DISEÑAR la ruta y configurar las acciones concretas a las que nos envía el Señor resucitado hoy. Hagamos que tomen la forma que necesitan la Compañía y las personas que viven en situación de pobreza. Procuremos que los movimientos que tengamos que hacer estén marcados por la libertad, esa que brotó con ímpetu en la vida de los Apóstoles y de María el día de Pentecostés.
Diseñemos porque presupone creatividad y requiere un proceso que pasa por la búsqueda de múltiples soluciones a situaciones concretas. Aplicado a la entrega nos lleva, además, a implicar a todas las personas que, de distintas formas, desarrollan la misión.
Me gustaría que todas las Hermanas tuvierais claro que el Consejo tiene puesta su confianza, exclusivamente, en el Señor y en vosotras Hermanas. Las propiedades, las cosas materiales, los lugares, el tiempo… todo se puede desvanecer en un instante, pero las personas llamadas por Dios y unidas por un único fin que es “el servicio de Cristo en los pobres” (C. 7) eso no lo destruye ni siquiera la muerte. Es la fuerza del amor la que nos lanza, es a Cristo a quién contemplamos y encontramos “en el corazón y la vida de los pobres”, (C. 10), es “la vida fraterna un apoyo esencial” (C.9) y la misión la que nos configura y nos hace “cómplices” del Espíritu Santo. Este es nuestro mayor tesoro y lo tenemos en nuestras manos. No depende de la fluctuación de la bolsa ni de las decisiones de los Gobiernos. Las guerras y las pandemias, si le influyen, es para fortalecerlo.
Gracias a todas vosotras Hermanas por vuestra responsabilidad en el proceso de consulta y por la colaboración leal que siempre me mostráis. Gracias al Padre Director, Consejeras, Ecónoma y Secretaria que continúan la marcha con motivación y entrega.
Termino con una petición a María para todas nosotras usando las palabras del Papa Francisco:
María, mujer de la acción, haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan “deprisa” hacia los demás, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo. Que así sea. ¡Gracias!
