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Sor Caridad Centeno Guerrero

Sor Caridad Centeno Guerrero falleció en Granada, el día 9 de Enero de 2019.

¿Quién puede subir al monte del Señor? “El hombre de corazón recto, bondadoso, el que usó la misericordia con todos……Ese verá sin temor acercarse la hora de la muerte “ Así la recibió Sor Caridad, sin miedo, sin temor, con paz, en medio de sus diarias tareas: limpiando, regando sus macetas, como cada día.

Pero éste 9 de enero de 2019, fue especial: la visita inesperada del Señor que la invitaba a seguirle hasta el final, como ella se lo había prometido en determinados momentos de su vida. Y así fue, “con la fregona en la mano (solo le dio tiempo a sentarse) desapareció para siempre.

Sor Caridad era Granadina, entró en la Compañía de Hijas de la Caridad a los 22 años de edad, un 20 de octubre de 1955. Después del periodo de Formación en la Provincia Madrid-San Vicente; fue destinada a Archidona (Málaga), donde las Hijas de la Caridad tenían un Colegio y una pequeña Residencia para los ancianos del pueblo que vivían solos. Sus primeros años allí los pasó, alternando la atención a los ancianos con las clases en el Colegio. Más tarde fue destinada a Málaga, “Hogar infantil de la Misericordia”, dependiente de la Diputación Provincial, donde las Hijas de la Caridad atendían a unos 200 niños huérfanos, y donde fueron muy queridas por todos: Administración, empleados del Hogar, voluntarios…..

Sor Caridad alternaba su servicio con los estudios, hasta terminar Enfermería. A partir de entonces cambió su vida, dándose de lleno a la sanidad: Cruz Roja de Ceuta, Hospital San Juan de Dios en Granada… y por último la Residencia de Hermanas Mayores “Regina Mundi” de Granada. Hay que tener en cuenta que en todos estos lugares y servicios que prestó, mostraba siempre un especial impulso por extender la devoción y el amor a la Virgen Milagrosa, entre los niños, personal con el que trabajaba, familias con las que se relacionaba, e incluso entre las Hermanas de la Comunidad.

Fue Delegada, en Granada, de la Asociación de la Medalla Milagrosa; coordinaba varios coros en distintas Parroquias de la capital. Su entusiasmo era grande y su dedicación, total, fuera del tiempo de servicio en el Hospital. Además de las reuniones con los miembros de la Asociación, tanto a nivel local como Provincial, acudía cada semana a la Catequesis en las distintas Parroquias donde estaba implantada la Asociación. Visitaba, con las mismas asociadas, a familias necesitadas, remediándolas en sus necesidades, según las posibilidades de la Asociación.

Era una persona cariñosa, servicial, atenta, amante profunda, (como ya se ha dicho) de la Virgen Milagrosa, cuyo amor y devoción lo transmitía por donde pasaba: repartiendo medallas, calendarios, estampas…., pero sobre todo, hablando de este amor maternal de María para con todos sus hijos e hijas de la tierra. Para ella,  María era su refugio en los momentos de sufrimiento a causa de la enfermedad, durante los últimos años de su vida. Lo llevaba con una gran paciencia, tal vez por su carácter más bien tímido, con algo de “miedo”. Ante las distintas pruebas que tuvieron que hacerle, sufría mucho por su indecisión, pero siempre el recuerdo de la MADRE le hacía salir adelante. Así fue en el último momento de su vida: María salió al paso evitándole a tener que acudir al día siguiente, 10 de enero, a una prueba a la que estaba citada y a la que ella no se decidía si acudir o no. María, como buena Madre, lo arregló todo y se la llevó, “nada menos que, ante la presencia de Aquel que todo lo puede y para quien no hay nada imposible” Sor Caridad, apoyada siempre en estos dos pilares, JESÚS y MARÍA, cuando por sus fuerzas físicas realizaba menos trabajo, empleaba el tiempo visitando a las Hermanas y residentes, en sus habitaciones, hablando con ellos y animándoles a vivir con paz interior, porque Dios estaba con ellos y los amaba. Ese día, 9 de enero de 2019, el Señor la encontró preparada para el abrazo definitivo y con paz, en sus brazos se entregó para siempre. Seguro que la Compañía, los pobres, su familia, tenemos una gran intercesora en el cielo.

La Comunidad de la Residencia Regina Mundi

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