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Sor Mónica Bretón 60 años y Sor Rosita de Tauzia 50 años

Celebración de los aniversarios de vocación

Fue  de una gran alegría encontrarnos en Argelia el 20 de Abril  2018. La Comunidad de El Biar nos acogió; éramos nueve Hnas de nacionalidades diferentes. Tuvimos un intercambio muy fraterno donde cada una tuvo la posibilidad de hablar sobre su vida misionera, sus descubrimientos y evoluciones efectuadas; dificultades  alegrías, a lo largo de los años vividos.

En la situación actual de Argelia, país de religión musulmana, donde la pobreza bajo todas las formas aumentan de día  en día, la importancia de nuestra presencia en la Misión ad Gentes, en el seno de la Iglesia Universal, porque es actualmente es impensable en una Hija de la Caridad de nacionalidad argelina.

Por otra parte, nos hemos reafirmado en que la internacionalidad es un verdadero testimonio de la Iglesia para el pueblo. A lo largo de este intercambio  entre nosotras, hemos llegado a ver que:

  • Nuestra presencia como cristianas en  medio de este pueblo donde el Islam tiende a encerrarse y ritualizarse  más y más, es pequeña, pero necesaria sobre todo para los jóvenes, sedientos de libertad, las mujeres y los niños que encontramos o servimos en nuestras actividades.
  • La diferencia de cultura nos hace difícil  el discernimiento, y también, el juzgar con nuestra mentalidad.
  • La Iglesia y la Compañía tienen una larga historia en Argelia, que  nos permite  quedarnos; pero no somos más que pequeños eslabones que continuamos la cadena; una puerta que a veces se cierra y parece muy difícil abrir.
  • Nos parece que una buena parte de las gentes, cuenta con nosotras, pero la Legislación Administrativa del Gobierno pone obstáculos a la inserción en los  servicios públicos. Nosotras servimos gratuitamente para los que nos dejan hacer, allí donde es posible. Somos extranjeras en el país.
  • La soledad, la lejanía geográfica, las distancias psicológica, social, espiritual, material, son realidades a vivir en el día a día en la oración.

Para conocer el pueblo argelino y poder vivir esta presencia activa en la convivencia, viviendo la vida con este pueblo reconocemos :

  • La importancia del tiempo, indispensable para llegar  a un conocimiento y amar a este pueblo.
  • La  escucha y la acogida, que permitan a los jóvenes y a las mujeres querer encontrar una persona atenta y discreta para hablarles de sus sufrimientos y sus aspiraciones a una vida libre y mejor.
  • La presencia cercana, cursos de francés, lugares de promoción o encuentros, donde a las mujeres favorecen este intercambio.
  • La gratuidad en el servicio. No se puede esperar nada a cambio, salvo la gracia de Dios. No se puede resolver problemas de los Pobres, pero sí, acompañarlos, escucharlos y llevarlos a nuestras oraciones. Es un gran sufrimiento que llevamos cuando estamos ante el Señor.

Nosotras no somos maestras, pero sí las servidoras de la misión, aceptando lo que nos dejen hacer. Nosotras no tenemos ninguna Obra que pertenezca a la Compañia.

Una Hna decía: “Yo no estoy aquí para cambiar el mundo, pero sí, para estar presente. Es ésto lo que me han encargado.

Nosotras nos hemos interrogados en razón a la formación “en razón a Hermanas Jóvenes”.

Nos parece que lo importante es:

  • Ser mujeres humildes, de Fe en Cristo Hijo de Dios  para poder asumir la soledad, el no  reconocimiento.
  • Conocer su cultura para ser capaces de  aceptar la diferencia y vivir en diálogo de vida en la discreción.
  • Esfuerzo para descubrir poco a poco la misión para integrarnos allí donde sea posible.

                                                       LA MISIÓN VALE LA PENA

El conocimiento de la historia del país y de su religión islámica es necesario.

La lengua hablada no puede aprenderse, realmente, si no se hace en el país.

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