Después de casi seis meses de clases, hoy, 19 de junio, podemos celebrar con alegría el final del curso.
Imposible no recordar a los otros compañeros que empezaron el curso, pero por diferentes circunstancias no pudieron seguir. Y una muy grata sorpresa fue que una de las compañeras, aunque muy delicada de salud por estar recibiendo sesiones de quimioterapia, quiso participar en este momento de la alegría por el final de curso. Todos manifestamos con sonoros aplausos el gozo de tenerla entre nosotros aunque solo fuera por unos breves momentos. La despedimos con la esperanza segura de que participará el próximo curso.
Los primeros frutos del trabajo del curso recién acabado, han sido las felicitaciones, merecidas, de todos los que hemos colaborado ofreciéndoles conocimientos, quizás un poco olvidados, y formación en valores.
Todos han expresado que les ha venido muy bien recordar nociones básicas de Lengua, Matemáticas, Inglés, Ciencias Naturales, Geografía, Informática…y algunos también algo de Coaching. Y todos coinciden en que lo más valioso ha sido la convivencia cordial y respetuosa, el ambiente familiar, las relaciones de amistad y confianza.
Estas son algunas de sus experiencia: “Me he convencido de que existen personas buenas y amables dispuestas a ayudar a los demás””En este curso, una vez más, me confirmo en que mi fe no está equivocada” “Estoy agradecida a todos por todo” “Tengo un poco de tristeza al tener que despedirme, pero también la esperanza de poder contactar con todos en el futuro”
“Para mí, la participación en este curso ha sido enriquecedora, pues han podido florecer en mi interior actitudes que estaban dormidas” “He aprendido de profesores y compañeros, que aunque el camino sea a veces duro, siempre hay un rayo de luz que te impulsa a luchar y alcanzar tus objetivos”
Y después de reconocer que la fuerza, el impulso, la constancia, la ilusión, la esperanza…todo nos viene de Dios, que nos acompaña, ayuda y protege día tras día, dirigimos a Él esta oración:
Señor, hoy nos reunimos con la alegría propia
de haber hecho nuestra tarea con responsabilidad.
Sabemos que Tú nos has dado la fuerza necesaria
para llevarla a cabo con constancia y alegría,
sabiendo que todo nuestro esfuerzo va encaminado
a conseguir una mejor situación para nuestra vida.
Gracias, también, por las personas que has puesto en nuestro
camino. Ellos nos han ayudado dándonos
lo mejor de sus personas: formación académica y humana,
ejemplo de compromiso y responsabilidad en el trabajo,
y lo más importante: un trato cercano, respetuoso y un gran cariño.
No podemos olvidarnos de aquellos
que comenzaron el curso con nosotros,
y por diferentes razones no han podido continuar,
especialmente te encomendamos a aquellos que lo dejaron por problemas familiares o de salud. Que pronto mejore su situación y puedan trabajar con ilusión para reorientar sus vidas.
Y por último esta petición: Bendícenos; bendice también
a nuestras familias, amigos y bienhechores,
y haz que, cuanto hemos recibido generosamente,
con igual generosidad lo pongamos
al servicio de quienes nos necesiten.
Así, como Tú, Señor, pasaremos por la vida haciendo el bien. Amén.
Y no faltó un variado y estupendo aperitivo que, por su abundancia, resultó ser casi un almuerzo.
Gracias, Señor, por haber podido llevar a cabo la realización de este PROYECTO a pesar de las dificultades. Y es que no hay mejor recurso para solucionar un problema que, después de hacer todo lo que está en nuestras manos, dejarlo en las tuyas.