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En la vejez seguirá dando fruto y estará lozana y frondosa

“En la vejez seguirá dando fruto y estará lozana y frondosa” (sal.92,15)

Son palabras bíblicas que se pueden aplicar a nuestra querida Sor Concepción, que en sus 102 años no dejó de regalarnos sonrisas, acogida y grandes gestos de paz como expresión de esa fructuosa lozanía que siempre conservó en su corazón y que tan bien supo transmitir en su larga historia vocacional.

Sor Concepción Ainzúa Arizcuren, navarra de nacimiento, realidad que siempre estuvo gozosamente latente en sus sentimientos, se consideró simultáneamente andaluza de adopción, dada  su trayectoria de Hija de la Caridad vivida: en el Hospital de Marina de San Fernando (Cádiz),a lo largo de tres distintas etapas, además de un corto tiempo en el Hospital Provincial de Badajoz y seis años en la Residencia del “Dulce nombre de María” de Cádiz, de ellos, muchos años como Hermana Sirviente de ambas Comunidades.

He tenido la suerte de conocerla en distintos momentos y situaciones de mi vida: desde antes de entrar en la Compañía, en la que mi juventud se sintió atraída por una ecuanimidad y dulzura que me hablaron de la bondad de Dios  y me movieron a seguirle;  durante toda mi vida de Hija de la Caridad por razón de los servicios, tanto a ella como a mi  encomendados. En todos ellos he podido reconocer y ser también portavoz de lo reconocido por otras Hermanas de algunos de los rasgos más sobresalientes en su perfil de Hija de la Caridad:

  • Delicada por naturaleza. Siempre tuvo “el gesto y la palabra oportuna” (p.e.) para cuantas personas tenían la dicha de acercarse a ella y ser destinatarios de sus servicios :enfermos, familiares, personal que compartía con la Comunidad la Misión, autoridades de la Armada…los que constantemente pusieron de manifiesto su gran aprecio y veneración
  • Espiritual. Marcada por una profunda vivencia de la mística Vicenciana que la mantenía en constante actitud de servicio, traducción perfecta de las palabras de san Vicente” cuantas veces os acerquéis al Pobre, encontraréis allí a Cristo”.
  • Comunitaria. Actitud profundamente emanada de su amor a la Compañía y  disfrutada por las Hermanas, que se consideraron dichosas de convivir con ella en las tres Comunidades, sin distinción de edades. Las que acogió en sus primeros años de Vocación siempre agradecieron su acompañamiento de verdadera formadora, conjugando la firmeza y sinceridad con la flexibilidad y comprensión, dejándolas  leer en su paciente actuación las palabras de nuestra Const.49: ”poco a poco a la luz del espíritu la senda se perfila”   ¡cuántas gracias han dado al Señor!

En estos últimos años, vividos en la Comunidad de “María Reina” de SEVILLA, estrenaba una constante actitud de agradecimiento para los cariñosos desvelos y generosos servicios que  les prestaban, tanto las Hermanas como el personal que la atendió, quienes reconocieron  el privilegio de haber podido cuidarla hasta el momento de su dulce partida hacia la Casa del Padre

Podríamos seguir  escribiendo renglones, pero estos quedan imborrablemente plasmados en el corazón y en la vida de cada una exclamando unánimemente:

 “ Y la recordará cada generación.”…

Sor María Pilar Rendón de Dueñas.

 

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