Recordando a Sor Victoria

La Asociación Amigos de la Casa Cuna de Ayamonte.

Trasladamos nuestro pésame y condolencias a sus familiares y seres queridos, especialmente a nuestras queridas Hermanas de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que con tanto cariño y dedicación infinita la cuidaron durante los últimos años de su vida; seres queridos entre los cuales sin duda formábamos parte tantos niños y niñas, como hemos tenido durante parte de nuestras vidas en el Hogar Casa Cuna de Ayamonte nuestro hogar y sus cuidados.

               “Uno cierra los ojos y el mundo desaparece”

Se muere la gente a la que llamar y a la que visitar y preguntar. Cuando más cuesta arriba se nos hace el día a día y tienes la tentación de preguntarte si todo esto tiene sentido, se muere la gente que te enseñó; que te dijo “por aquí no, por allí”, que te explica cómo y por qué este mundo merece la pena

Ha muerto casi centenaria, Sor Vitoria, la monja de la Casa Cuna, responsable de la sección de los niños. La vida no tiene nada que ver con el número de años que vives, sino con la forma que la vives, y que la muerte no es un problema si la has vivido intensamente.

La percepción de este inevitable final vuelve a iluminar el camino andado en Ayamonte, dándole, si cabe, mayor sentido a todo lo vivido en aquel Hogar Infantil.

Sor Vitoria, que conoció y vivió todas nuestras guerras, que nos ponía las pilas a los niños: en el comedor, en la iglesia, en el patio, en la enfermería o en la calle, cemento si hacía falta, ha aprovechado hasta el final para dejarlo todo listo.

Fue una monja absolutamente abnegada, con un elevado sentido del sacrificio, adoptando una actitud ante la vida que, para algunos, nos parecía entonces inexplicable: naturalidad ante las dificultades, y, ante la adversidad, el esfuerzo de no doblegarse nunca.

Hoy la despedimos todos los niños que pasamos por la Casa Cuna. Todos, sin excepción: los que la hemos escuchado; los que aprendimos un oficio, o los que estudiamos; en definitiva, los que siempre la hemos respetado, que es una manera triunfal de marcharse: con el respeto de los niños de la Casa Cuna. ‘Su truco consistía en volverse fuerte de corazón sin perder la ternura del alma’  Descansa en paz, querida Sor Victoria, tu partida nos llena de tristeza, pero sabemos que estás en un lugar mejor, donde no hay dolor ni pesar, solo belleza.

Tu presencia era un bálsamo para el alma, siempre con una sonrisa y una palabra amable, tu amor por tus seres queridos era inmenso, y tu corazón, siempre dispuesto a dar lo mejor de ti

Nos enseñaste el valor de la vida, y cómo el cariño puede sanar cualquier herida, tu legado en nuestras vidas es inmortal, porque eras un ser humano de gran calidad.

Hoy te despedimos con lágrimas en los ojos, pero también con gratitud y alegría, porque tu vida, Sor Victoria, fue un ejemplo de amor y bondad, y eso nunca se borrará de nuestra memoria.

Descansa en paz, querida Sor Victoria, sabemos que desde el cielo nos cuidarás, tu recuerdo siempre estará presente, y tu amor y bondad, nunca se olvidará.

Enseñarás a Volar,

pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar,

pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir,

pero no vivirán tu vida.

Sin embargo…. En cada vuelo,

en cada vida, en cada sueño,

perdurará siempre

la huella del camino enseñado”

  Teresa de Calcuta.

Por todo ello gracias. Gracias y hasta siempre

LA MISERICORDIA Y LA FIDELIDAD SE ENCUENTRAN, LA JUSTICIA Y LA PAZ SE BESAN.

    (SALMO 84)

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