Descanse en Paz

Sor Ana Galiano Núñez

Falleció en Málaga, el día 23 de septiembre de 2018 en la Comunidad de la Residencia “Virgen Milagrosa”.

Sirvan estas pocas palabras para expresar mi adiós y agradecimiento a alguien que se ha ido. Imprescindible en la vida de muchos; importante en mi vida; impecable en su labor, insistente en sus objetivos.

Recordaré siempre las largas noches de estudio en las que me apartabas un poquito de tu cena, para llevar a mi mesa.

Recordaré siempre que, mientras dormía, te afanabas en terminar mi primera túnica de hermano cofrade de nuestra patrona, la Virgen en su advocación de La Montaña, de Cáceres. Túnica cofrade que la vistió mi hijo el mayor  y, en la actualidad, la viste con gran orgullo el menor, hoy con nosotros aquí, y cuya estampa de la misma y carta de ánimo y fuerza, llevas hoy contigo.

Recordaré tu saber enseñarme a montar el Belén de cada año. Con delicadeza. El Belén no es montar un teatro, una escena. El Belén ha de ser una catequesis. Contar lo que allí pasó de verdad. Aún lo sigo haciendo en el Centro de Acogida de Menores de Cáceres.

Recordaré siempre tu empeño porque fuera inscrito en el Registro Civil, ya que la persona que tenía que hacerlo se negaba a ello.

Y a la hora de apuntarse al coro….. Eras gran amante de la música y recuerdo tus intentos de encontrarte con aquel piano electrónico. “Jesús, tú no te apuntes al coro, que ya te he apuntado yo” decías. Sabía de mi facilidad para sacar segundas voces a cualquier canción.

En mi confirmación, tú, mi madrina.

Sus pellizcos en mi brazo que, seguramente con razón, me habría de ganar.

Hoy nos hemos reunido aquí tus tres familias:

La primera familia. La semilla. La natural. La biológica. La que te vio nacer, crecer, despertar tus inquietudes de servicio a los rechazados socialmente.

La segunda familia. La de la labor. La del trabajo. La del pico y pala. La de la  labranza de la tierra que, de eso los extremeños y andaluces sabemos bastante. La fraterna, la comunidad con la que tú elegiste servir sin ser pagada. La de tus Hermanas bajo el carisma de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac.

Sea por tanto extendido mi agradecimiento a todas vosotras. Sabed que este año (hace escasos veinte días) ha sido entregada, por parte del Presidente de la Junta de Extremadura, la Medalla de Extremadura a una de vuestras Hermanas, Sor Cristina Arana, que durante más de cuarenta años ha ofrecido su vida a las gentes de Badajoz. Por extensión, esta medalla es para toda la Comunidad; es para todas vosotras.

La tercera familia. Toda semilla labrada en buena tierra obtiene un fruto. Ese es tu fruto. Tu familia verdadera según me decías. Personas a las que hoy yo mi mujer y mi hijo representamos. Personas y personas agradecidas por tu labor. Por vuestra labor.

Sor Ana, gracias por haber sido mi luz y guía en tiempos difíciles, como es la preadolescencia y adolescencia. Por haberte fijado en uno del que decían “pobre desgraciado” , sin saber que, contigo al lado, estaba acompañado de gracia, la andaluza y la otra.

Quedan grabados en mí, los colores que representan tu vida:

El azul mar de tus ojos. Ventanas por la que veías la vida de otra manera.

El blanco de la sonrisa, que nunca borrabas de la cara, vinieran las cosas como vinieran. Algo que yo nunca conseguí aprender de ti.

Y el rojo. El rojo del corazón. El corazón que era de todos y para todos aquellos a los que la sociedad había dado de lado. Anda que no te sobraba a ti de eso…

Por haber sido la mejor abuela para mis hijos, la mejor suegra para mi mujer y, sobre todo….la mejor madre para mí… ¡Gracias!

Ahora sí…hasta siempre, y que Dios te bendiga.

JESÚS MANSO

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