Del 3 al 22 de mayo de 2017

Seminarium Paris

El día 2 de mayo llegamos a la Casa Madre, Hijas de la Caridad de todo el mundo. Son muchas cosas las que nos unen… pero en esta ocasión lo que nos hace llegar a todas al 140, Rue du Bac es la misión que la Compañía nos ha confiado: la formación en cualquiera de sus etapas (Consejeras de Formación, Directoras de Seminario, Responsables de Postulantado…).

El lenguaje de la sonrisa y de los gestos comienza a practicarse de forma espontánea, poco a poco iremos intentando decir alguna palabrita en otro idioma que no sea el nuestro… ¡y no es fácil! sobre todo si se trata de polaco, chino…

El día 3 es la apertura del Seminarium, que tiene como lema “Con la audacia de la Caridad, ¡atrevámonos a formar para el futuro”, iniciamos con la celebración de la Eucaristía, muy bien preparada por la comisión de Consejeras Generales que coordina. La participación de los distintos grupos lingüísticos pone de manifiesto la internacionalidad de la Compañía.

A continuación, Sor Kathleen hace la apertura oficial, nos dirige la palabra y nos da una visión de conjunto de lo que será el Seminarium. Su mensaje de aliento y ánimo en nuestra tarea de “formadoras” nos estimula y la convicción de que el Espíritu Santo es el protagonista del proceso formativo nos llena de confianza y de paz interior.

Cada día, tanto por la mañana como por la tarde, iniciamos la sesión con la “puesta en marcha”, breve espacio oracional donde se van desgranando las “Bienaventuranzas de la formadora”, las “Prioridades en la formación” y las “Bienaventuranzas de la consagrada en formación”.

El programa es intenso, la comisión de organización no se ha dejado ninguna de las propuestas sugeridas por los Consejos Provinciales.

Los ponentes se van sucediendo… dos religiosas de otras congregaciones: Sor Judette (religiosa del Cenáculo) y S. Lynn (hermana de San José) y Padres Paules e Hijas de la Caridad, entre ellos nuestros Superiores Generales: Sor Kathleen, P. Bernard y P. Tomaz Mavric; otros que lo fueron: P. Griffin, Sor Rosa Mª Miró y P. Javier Álvarez, otros que aún no lo han sido pero quien sabe…: P. Guillermo Campuzano, Sor Rosanna, Sor Nora, Sor Gloria, Sor Raymonde y Sor Anastasie.

Cada uno de ellos nos van aportando no sólo sus ricos y abundantes conocimientos si no lo que es más importante su valiosísima experiencia, que ilumina, cuestiona, impulsa… nuestro quehacer y nuestro ser de formadoras.

A ellos hay que añadir un buen grupo de hermanas que han dado la experiencias sobre su servicio de formadoras desde distintos aspectos… gran riqueza del “pan de casa”, que nos ha permitido tener una visión muy completa de cómo se vive el proceso formativo en las distintas Provincias de la Compañía y apreciar, como en un mosaico, la unidad en el espíritu aunque haya diversidad de formas pedagógicas para transmitir y afianzar la vivencia del Carisma.

Se han cuidado también especialmente los momentos de oración y las celebraciones. La oración de laudes ha sido por grupos lingüísticos, las vísperas en la Chapelle con el pueblo de Dios y las Hermanas de la Casa Madre; la celebración de la Eucaristía regularmente con la Casa Madre, algún día en el salón y otras más especiales en San Nicolás des Champs (para recordar la Luz de Pentecostés de Sta. Luisa) y en San Lázaro. También dos preciosas celebraciones especiales: una en la Capilla de las Apariciones con matiz misionero y otra en el patio de Santa María para conmemorar el centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima.

Hay tiempo para todo. S. Kathleen nos presenta al Consejo General que le ayuda día a día en su tarea de dirigir y animar la Compañía para que sigamos creciendo en fidelidad al carisma.

Por países tenemos un encuentro con ella, momento marcado por la cordialidad, la sencillez, el buen humor, la fraternidad… es ocasión para expresarle nuestra gratitud por esta preciosa experiencia formativa que estamos viviendo, porque no sólo nos da herramientas para realizar con más competencia nuestro servicio, sino lo que es más importante nos “forma” a nosotras mismas. Con sus palabras nos anima a apasionarnos de verdad por esta tarea, que aunque no fácil, nos hace “colaboradoras” de la obra de Dios en las Hermanas.

De igual forma visitamos los archivos por grupos lingüísticos, momento para impregnarnos de la historia de la Compañía en “vivo y en directo”.

Una preciosa ruta vicenciana por París nos lleva a recorrer los lugares por los que transitaron nuestros Fundadores: lo que fue el Priorato de San Lázaro, la Parroquia de Saint Nicolas du Chardonnet, Saint Etienne du Mont y el barrio de Mouffetard, donde forjo su santidad la Beata Rosalía Rendú.

No puede faltar el encuentro fraterno con la “colonia española” residente en la Casa Madre. En una sencilla presentación compartimos la misión que cada una tenemos encomendada y saboreando un rico helado pasamos un ratito muy agradable y distendido.

Como es lógico no puede terminar este tiempo sin un recreo “internacional” en el que cada cultura despliega sus mejores manifestaciones del sentido de la FIESTA, variedad de música, danza, colorido de vestuario…todo nos lleva de nuevo a valorar y agradecer la multi-culturalidad que nos ofrece la universalidad de la “pequeña Compañía” sin perder el sentido de UNIDAD Y COMUNIÓN.

No recogemos en esta comunicación el contenido de las distintas exposiciones porque todo será publicado en su momento en Ecos de la Compañía.

Durante el Seminarium una pequeña comisión se ha encargado de recoger las ideas fuerza que han salido en nuestras reflexiones y que han sido presentadas en un sencillo texto, al que dará forma de Documento, el Consejo General, y serán las orientaciones a tener en cuenta en la Formación durante los próximos años.

Expresamos nuestra gratitud por tanta abundancia de GRACIA recibida en estas tres semanas, por la posibilidad de compartir experiencias, alegrías, ilusiones, inquietudes, desafíos…

Gracias por la presencia del P. Bernard, de S. Kathleen y del Consejo General que con su asistencia diaria a las sesiones, además de hacer patente la importancia que tiene la formación en la Compañía, nos han hecho apreciar su cercanía y han reforzado nuestro sentido de pertenencia.

A través de nuestra oración nos unimos a las Hermanas que realizan su misión de formadoras en los países donde son objeto de persecución, donde se juegan literalmente la vida para servir a los pobres, pero donde no dejan de hacer presente el Carisma extendiendo el Reino de Dios y manifestando sin miedo que Él está de parte de los que sufren.

Qué sepamos hacer vida una de las últimas expresiones que nos dijo Sor Kathleen en la clausura: “Tengan la valentía de ser lo que son: Hijas de la caridad siempre en “salida”, para ir al encuentro de las personas de las que tienen la responsabilidad, vivan de manera auténtica este servicio de formación que la Compañía les ha confiado…”

Gracias a todos los que han hecho posible que vivamos estos preciosos días de enriquecimiento humano, espiritual y vocacional.

No nos queda más que entonar el MAGNÍFICAT….

Directora del Seminario y Consejeras de Formación España

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