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Abriendo puertas a nuevos horizontes

Comenzamos el día 3 de noviembre con la celebración de la Eucaristía; ella es el centro de nuestra vida y misión, encuentro esencial con Dios y con los hermanos. Después de escuchar y acoger la Palabra de Dios en nuestro corazón, el padre Bernard, en su homilía nos invita a: ¡Alegrarnos!

Las dos parábolas que acabamos de escuchar en el Evangelio expresan el amor de Dios por nosotros, Él sale a nuestro encuentro en Jesucristo y va allá donde nos hemos perdido, cuanto más nos alejamos de Dios más nos busca.

En esta Eucaristía dejemos resonar en nosotros las palabras de San Vicente: “La misericordia de Dios quiere salvar a los hombres por medio de otro Hombre”

Después del descanso nos reunimos para dialogar sobre el documento “Abriendo puertas a nuevos horizontes” que recoge todo lo reflexionado, interiorizado y compartido estos días: Lo que soñamos, las líneas   fuerza para ponernos en camino y las acciones conjuntas que nos proponemos.  También compartimos nuestras preocupaciones.

Termina nuestra jornada de trabajo y el encuentro de Consejos con la ponencia de clausura pronunciada por Sor Concepción Monjas, visitadora de España Centro, bajo el lema: “Abriendo puertas a nuevos horizontes”.

Con este lema nos hemos reunido en Sevilla los Consejos Provinciales de las Hijas de la Caridad acompañadas por la Superiora General, la Consejera General, el Director General y también la Directora del seminario. Son Concepción Monjas nos invita a echar mano del catalejo que se nos entregó el primer día. El horizonte se perfila lejano e interesante, porque el futuro le pertenece al Señor. Son muchas las líneas trazadas en este undécimo encuentro de Consejos. Quizá es consolador que el punto de confluencia se dé en el infinito y por eso tiene sentido que se nos haya invitado a la paciencia, a la creación de metaproyectos y a la toma de decisiones desde respuestas generativas.

Sor Concepción Monjas finalizaba su ponencia haciendo memoria del lugar donde nos reunimos todas por primera vez: la Plaza de España de Sevilla; creo que se antoja providencial, sobre todo porque el comienzo ya fue profético, desde ahí el horizonte se ve más cercano, parece que ese es el punto de llegada, España al completo representada en la belleza de esa plaza. Así será cuando Dios quiera y ojalá tenga esa capacidad de acogida, esa grandeza, ese equilibrio, esa fuerza, para marcar los puntos cardinales, cada uno en su sitio. En algunos lugares un pequeño mapa en el suelo marcaba poblaciones pequeñas insignificantes.

Si la Plaza de España se perfilaba como profecía en este horizonte, mención especial tiene el coro de España, que nos amenizó con un concierto oración de altura, y no solo por la calidad de las voces y la hondura de las letras, sino porque nos han mostrado que la música ha hecho posible el primer proyecto interprovincial desde el que otear el horizonte de la esperanza. Alas para volar cantábamos; quizá necesitemos volar para ver el horizonte verdadero.

Que volvamos a nuestros lugares de origen, firmes y esperanzadas, con deseos de avanzar, sabiendo que el Señor es el centro del horizonte y que nuestras líneas y puntos de fuga están en los pobres y en las Hermanas que hoy también nos miran con esperanza.

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