Memoria Agradecida

Sor Leonor Guerrero Bravo

Sor Leonor Guerrero Bravo falleció en Sevilla el día 9 de diciembre de 2020.

¡VEN, VEN, SEÑOR, NO TARDES VEN, QUE TE ESPERAMOS, VEN, VEN, SEÑOR, NO TARDES, VEN PRONTO, SEÑOR!

 Cuando la Comunidad se encontraba entonando este Himno como proclamación del sentimiento que nos anima en el ADVIENTO ya nuestra entrañable Sor Leonor estaba experimentando la acogida amorosa del Señor. ¡Hacia tanto tiempo que la estaba esperando! 

Sor Leonor, en su longevidad, ha sido uno de los grandes tesoros de la Compañía para los Pobres. Perteneciente a una gran familia de profundas raíces cristianas, natural de Málaga pero enraizada en Sevilla, puede decirse que fue una Hija de la Caridad andariega, ya que su recorrido transcurrió no sólo por varios puntos de España, sino que pasó por Barcelona hasta marchar a la Misión Ad gentes: Honduras y México fueron los lugares donde desplegó su gran y apasionado espíritu misionero, a la manera de Javier “El divino Impaciente” .

Tuve la gran suerte de conocerla en distintas etapas de su historia de Hija de la Caridad, tanto en su servicio directo a los Pobres como en su misión de Hna. Ste, y Consejera provincial, y  posteriormente,  compartiendo la misma Comunidad. A través de todos ellos, siempre la recordaré como la vitalista conjugación de cuatro adjetivos que definen su fisonomía de Hija de la Caridad: espiritual,  fiel , entregada y  leal 

Su espiritualidad era la medida de un corazón ancho y profundo, vacio de sí mismo y lleno de Dios; ese mismo corazón que, después de un gran desgaste, se negó a seguir latiendo porque ya estaba granado por la verdadera cosecha. Ya lo había ido cultivando y cuidando en su vida de intensa oración y gran dimensión contemplativa; vivió la mística Vicenciana con toda elegancia y delicadeza incluso rallando en el escrúpulo. Ponía siempre de manifiesto el valor de la oración, pudiéndose leer en su vida las palabras de san Vicente “no salgáis nunca de ella” 

Su fidelidad expresada a través de todos sus servicios, tanto en el campo de la enseñanza y como en el del anciano. En toda clase de actividades apostólicas  fue digna de admirar:  sencilla, creativa  y entusiasta , dando la vida por los demás sin que se note, es decir,  que fue una exacta página de nuestras Const. Sirviendo con : dulzura compasión cordialidad respeto y devoción.(C.10 b)

Su entrega generosa la llevaba a estar siempre  dispuesta a prestar algún servicio o favor para cualquier tarea que se le asignara. Daba la impresión de que esa generosidad era algo innato,  con un rostro afable y decidido, como si nunca  le costase lo más mínimo Proclamando siempre con su habitual actitud “sierva inútil soy, he  hecho lo que tenía que hacer”(Lc.17,10)

Su lealtad. Fue vivir su opción evangélica y vicenciana con toda coherencia. En su escala de valores había siempre un primer puesto para la defensa del débil. Tenía el don de dar a la vida un sabor de  sinceridad  y veracidad a costa de lo que fuese,  sin dejar paso a ninguna contemporización ni hecho que pudiera desviarla .Se podía decir de ella lo que el Señor dijo de Natanael : “he aquí un israelita en quien no hay doblez”

Y me queda poner de manifiesto dónde verdaderamente pude gozar y experimentar de cerca y día a día todas estas actitudes: fueron los seis años que  compartimos el servicio del Consejo siendo Asistenta provincial. Supo aportar en tan delicada Misión toda su fe, serenidad y madurez, compensando lo mucho que por mi inexperiencia me faltaba y necesitaba la Provincia, me ayudó a ver las cosas desde Dios sin dramatizar ni trivializar; siempre me sentí con ella evangélicamente protegida. 

Sor Leonor, tenemos la seguridad de que ahora, finalizado TU ADVIENTO ya estás gozando de la continua NAVIDAD. Tanto tu querida familia como la Compañía y ésta, tu Comunidad, que con tanto cariño, esmero, entrega y exquisitez te han atendido, ocupan un lugar especial, y contamos con una gran intercesora, confiamos en ti, por todo ello proclamando nuestra acción de gracias iniciamos la Eucaristía cantando  con esperanza.

“Encontrarme contigo, Jesús de Nazaret, es la dicha más grande de mi vida.

Sor Mª Pilar Rendón

 
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