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Apertura del curso AIC

Proyecto de Inserción Socio-Laboral

Qué sorpresa y qué alegría llegar a la sede del PROYECTO  y encontrar la sala llena de gente joven. Allí estaban todos los que próximamente van a comenzar el curso cuya duración será unos cinco meses aproximadamente. La asistencia y puntualidad ejemplar nos indican, por adelantado, que podemos esperar buenos resultados.

Iniciamos la sesión con una breve oración en la que encomendamos al Señor los trabajos que unos y otros llevaremos a cabo.

Paquita, presidenta Diocesana de la Asociación, después de dar la bienvenida al grupo, recuerda la importancia de la asistencia, puntualidad, respeto, acogida, así como el interés y aprovechamiento de las clases. 

El grupo está integrado por personas de diferentes nacionalidades:

Una de Argelia, una de Ecuador, dos de Nigeria y siete de España. Asistieron también tres trabajadoras sociales de sus Centros de procedencia.

Cada uno de los Voluntarios (profesores) nos fuimos presentando e indicando la materia que vamos a impartir. También fueron presentándose los alumnos.

Cuatro compañeros de la tanda anterior, la Tanda 19, asistieron a este acto de apertura. Cuánta satisfacción reflejaban sus caras al comunicarnos haber vistos cumplidos sus deseos:

hacer el curso previo, donde además de recordar contenidos olvidados y aprender otros, disfrutaron de un ambiente familiar que recuerdan con gratitud y alegría;

matricularse en la Escuela de Peluquería o de Hostelería,

estar en posesión del título oficial unos, y otros esperando recibirlos próximamente.

Aquí tenemos a una persona que ya está muy próxima a obtener el título en la Escuela de Peluquería. Cuánto está aprendiendo, y, como tiene habilidades para ello, disfruta practicando en lo que pronto será su profesión.

Bueno…También ellos dirigieron unas palabras muy acertadas al grupo, siempre en orden a aprovechar la ocasión que se les brinda, vencer las dificultades, no ceder a la comodidad… “No dejéis pasar de largo el tren de la oportunidad, pues no es seguro que vuelva a pasar por vuestro lado”_ les dijo una de las alumnas de la Tanda 19.

Y después de un agradable intercambio, la sala se convirtió en un sencillo y acogedor comedor donde las Voluntarias prepararon rápidamente exquisitas bandejas de tortilla, empanada, canapés variados, queso, jamón, …¡hasta migas!  Todo acompañado con bebidas. Y es que entre nosotros, todo comienza con una breve oración y  termina con una sencilla comida fraterna.

Sí, la comida fue sencilla, pero tan abundante, además de apetitosa, que más de una persona dijo que eso sobrepasaba lo que coloquialmente denominamos “un picapica”, pues ya no hacía falta el almuerzo en casa. No le faltaba razón.

Equipo del Proyecto Diocesano. AIC Sevilla.

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