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Año 2018

Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

“Fue tu diestra quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder” (Ex 15, 16) es el lema para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018 que se celebra del 18 al 25 de enero. Desde hace ya algunos años, el Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos encargan los materiales de oración para esta semana a Iglesias y Comunidades eclesiales confesionales diversas de alguna región geográfica. En esta ocasión, para la semana de oración de 2018, se lo han pedido a las Iglesias y comunidades de la región del Caribe.

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales en su mensaje, “es ocasión propicia para que conozcamos mejor el diálogo de la Iglesia católica con las Iglesias y Comunidades eclesiales sobre la doctrina de la fe, llevado adelante con gran esfuerzo y dedicación”.

“Fue tu diestra quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder” (Ex 15, 16)
18 al 25 de enero de 2018

REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO

Día 1. Amarás al extranjero porque vosotros fuisteis extranjeros en Egipto

(Levítico 19, 33-34) Amarás al extranjero (Salmo 146) El Señor protege al extranjero (Hebreos 13, 1-3) Personas hubo que, sin saberlo, alojaron ángeles en su casa Mateo 25, 31-46 Llegué como un extraño, y me recibisteis en vuestra casa

Cuando se convirtió en la primera república negra independiente, Haití abrió sus puertas para acoger a personas esclavizadas en busca de libertad. En tiempos recientes, la situación económica ha golpeado duramente a los haitianos, muchos de los cuales han salido de su país haciendo viajes peligrosos en busca de una vida mejor. En muchos casos se han encontrado con el rechazo y con barreras legales. El Consejo de las Iglesias del Caribe se ha implicado en su defensa, llamando la atención a aquellas naciones que restringen o despojan a los haitianos de sus derechos de ciudadanía.

Reflexión: El recuerdo de ser extranjeros en Egipto está en la base del precepto de la Ley de que el pueblo de Dios debía acoger al extranjero que residía en su seno. Se albergaba la esperanza de que el recuerdo de su propio exilio estimularía la empatía y la solidaridad con los exiliados y los extranjeros presentes en un momento dado. Del mismo modo que para Israel, nuestra experiencia cristiana compartida de la acción salvadora de Dios va a la par con el recuerdo de ser extranjeros y estar alienados – en el sentido de la enajenación de Dios y de su reino. Este modo cristiano de hacer memoria tiene implicaciones éticas. Dios ha restablecido nuestra dignidad en Cristo y nos ha hecho ciudadanos de su reino, no a causa de lo que hemos hecho para merecerlo, sino por un libre don de su amor. Estamos llamados a hacer lo mismo, libremente y movidos por el amor. El amor cristiano es amar como el Padre, esto es, reconocer la dignidad y dar dignidad y de este modo traer sanación a la familia humana quebrantada.

Oración: Dios eterno, que no perteneces a ninguna cultura ni tierra sino eres Señor de todos, y nos llamas a acoger al extranjero que reside entre nosotros. Ayúdanos con tu Espíritu para vivir como hermanos y hermanas, acogiendo a todos en tu nombre y viviendo según la justicia de tu reino. Esto pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Día 2. Y no ya como esclavo, sino como algo más, como hermano muy querido

(Génesis 1, 26-28) Dios creó al ser humano a su imagen (Salmo 10, 1-10) Señor, ¿por qué permaneces lejos y te ocultas en tiempo de angustia? (Filemón) Y no ya como esclavo, sino como algo más, como hermano muy querido (Lucas 10, 25-37) La parábola del buen samaritano

El tráfico de seres humanos es una forma de esclavitud de nuestros días en el que se engaña o se fuerza a las víctimas a trabajos sexuales, al trabajo infantil y a dar sus órganos para el beneficio de los explotadores. Es una industria global y multimillonaria. Es también un problema creciente en el Caribe. Las Iglesias reformadas del Caribe han unido sus fuerzas con el Consejo para la Misión Mundial y el Consejo para la Misión de América del Norte y el Caribe para educar a las comunidades cristianas a poner fin al flagelo que supone el tráfico de seres humanos.

Reflexión: Una de las primeras cosas que aprendemos acerca de Dios en la Biblia hebrea y cristiana es que Dios creó al ser humano a su imagen. Sin embargo, esta verdad profunda y hermosa ha sido con frecuencia oscurecida o negada a lo largo de la historia humana. En el Imperio romano, por ejemplo, se negaba la dignidad de los que eran esclavos. El mensaje del evangelio es completamente distinto a esto. Jesús desafió las normas sociales que devaluaban la dignidad humana de los samaritanos, indicando al samaritano como el «prójimo» de aquel que había sido asaltado camino de Jericó –un prójimo que debe ser amado, según la Ley–. Y Pablo, valiente en Cristo, habla del esclavo Onésimo como de un «hermano muy querido», transgrediendo las normas sociales de su época y afirmando la humanidad de Onésimo. El amor cristiano debe ser siempre un amor valiente que se atreve a cruzar fronteras, reconociendo en los demás una dignidad igual a la nuestra. Como san Pablo, los cristianos deben ser «suficientemente valientes en Cristo» para levantar una voz unánime que reconozca claramente como sus prójimos y sus hermanos y hermanas muy queridos a las víctimas del tráfico humano y de este modo trabajar juntos para poner fin a la esclavitud de los tiempos modernos.

Oración: Dios misericordioso, muestras tu cercanía a los que son víctimas del tráfico de seres humanos, asegurándoles que conoces su situación y que escuchas su grito. Que tu Iglesia, manteniéndose unida, pueda luchar con compasión y valor para que llegue ese día en el que nadie será explotado y en el que todos podrán ser libres para vivir en paz unas vidas dignas. Esto pedimos en nombre del Dios trino que puede hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o imaginar. Amén.

Día 3. Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo

(Éxodo 3, 4-10) Dios libera a los cautivos (Salmo 24, 1-6) es la generación de los que anhelan tu rostro, Dios de Jacob (1 Corintios 6, 9-20) Glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo (Mateo 18, 1-7) ¡Ay de aquel que incite a pecar!

Muchas Iglesias cristianas del Caribe están preocupadas por el tema de la pornografía, especialmente a través de internet. La pornografía tiene consecuencias desastrosas para la dignidad humana, sobre todo para los adolescentes y los jóvenes. Al igual que la esclavitud, la pornografía mercantiliza a los seres humanos, afectando a los que son adictos a ella y dañando las relaciones auténticas de amor.

Reflexión: El libro del Éxodo muestra la solicitud de Dios por los cautivos. La revelación de Dios a Moisés en el episodio de la zarza ardiente fue una declaración poderosa de su voluntad de liberar a su pueblo. Dios vio sus penalidades, oyó su grito y vino para liberarlos. Mientras que la sexualidad es un don de Dios para las relaciones humanas y la expresión de la intimidad, el mal uso de este don a través de la pornografía esclaviza y devalúa tanto al que se dedica a producirla, como al que la consume. Dios no es insensible a esta situación y los cristianos son llamados a ser igualmente solícitos. San Pablo dice que estamos llamados a glorificar a Dios con nuestros cuerpos, lo que significa que todas las dimensiones de nuestra vida, incluidas nuestras relaciones, pueden y deben ser ofrenda agradable a Dios. Los cristianos deben trabajar juntos para construir un modelo de sociedad que defienda la dignidad del ser humano y que no incite a pecar a los más pequeños, sino que, al contrario, los capacite para que vivan en libertad, que es la voluntad de Dios para ellos.

Oración. Por tu gracia divina, Señor, restaura nuestra mente y nuestro cuerpo. Crea en nosotros un corazón limpio y una mente pura para que podamos dar gloria a tu Nombre. Que tu Iglesia se mantenga unida en un mismo propósito para la santificación de tu pueblo. Te lo pedimos por medio de Jesucristo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Día 4. Esperanza y salvación

(Isaías 9, 2-7a) Para aumentar su señorío con una paz sin fronteras (Salmo 34, 1-15) Busca la paz, marcha tras ella (Apocalipsis 7, 13-17) Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos (Juan 14, 25-27) Os dejo la paz, mi paz os doy

La violencia en el Caribe es un problema que interpela a las Iglesias. Existe un índice alarmante de asesinatos, muchos de los cuales están relacionados con la violencia doméstica y la lucha entre bandas, como también con otras formas de criminalidad. También hay un número creciente de autolesiones y de suicidios en algunas zonas de la región.

Reflexión: El reino que Dios prometió, el reino que Jesús anunció e hizo presente en su ministerio, es un reino de justicia, de paz y de alegría en el Espíritu Santo. ¿Qué significa esta buena noticia para los que están atrapados en la oscuridad de la violencia? En la visión del profeta, una luz brillante cubrió a los que habitaban un país tenebroso. Pero, ¿cómo pueden los cristianos llevar la luz de Jesús a los que están en las tinieblas de la violencia doméstica y de las bandas? ¿Qué esperanza pueden ofrecer los cristianos? Es triste que la división de los cristianos sea un antitestimonio que hace difícil poder transmitir esperanza. Sin embargo, la búsqueda de la paz y de la reconciliación ente las diferentes Iglesias y confesiones es lo opuesto a esto. Cuando los cristianos se esfuerzan por la unidad en un mundo marcado por los conflictos, ofrecen al mundo un signo de reconciliación. Los cristianos que se niegan a entrar en una lógica de privilegios y de estatus, que se niegan a devaluar a los otros y a sus comunidades, dan testimonio de la paz del reino de Dios en el que el Cordero conduce a los santos a los manantiales de aguas vivas. Esta es la paz que necesita el mundo, la que trae sanación y consuelo a los afligidos por la violencia.

Oración: Dios de todo consuelo y esperanza, tu resurrección venció la violencia de la cruz. Que como pueblo tuyo podamos ser un signo visible de que la violencia de este mundo será vencida. Esto pedimos en el nombre del Señor resucitado. Amén.

Día 5 ¡Escucha el grito de mi pobre pueblo desde todos los rincones de la tierra!

(Deuteronomio 1, 19-35) El Señor vuestro Dios va delante de vosotros (Salmo 145, 9-20) El Señor sostiene a cuantos flaquean (Santiago 1, 9-11) El rico se desvanecerá como la flor de la hierba (Lucas 18, 35-43) ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!

Las economías del Caribe se basaban tradicionalmente en la producción de materias primas para el mercado europeo y por tanto nunca fueron autosostenibles. Como consecuencia de ello, para su desarrollo fue necesario endeudarse en el mercado internacional. Los requerimientos de esta deuda impusieron restricciones a las inversiones en transporte, educación, sanidad y otros servicios públicos, lo que tuvo un fuerte impacto sobre todo en los más pobres. La Conferencia de Iglesias del Caribe, a través de sus contactos internacionales, ha puesto en marcha una iniciativa para afrontar la crisis actual de la deuda en la región y para ayudar a los más pobres.

Reflexión: Nos podemos imaginar el ruido del gentío cuando Jesús entra en Jericó. Muchas voces acallan el grito del mendigo ciego. Su presencia es embarazosa y es un estorbo para los demás. Pero a través de todo este tumulto, Jesús oye la voz del ciego, del mismo modo que en las Escrituras Dios siempre escucha el grito del pobre. El Señor que sostiene al que flaquea no solo escucha, sino que interviene. De este modo la vida del mendigo se transforma totalmente. La desunión de los cristianos puede ser parte del tumulto del mundo y de su caos. Como las voces que discutían a las afueras de Jericó, nuestras divisiones pueden ahogar el grito del pobre. Sin embargo, cuando estamos unidos nos volvemos más plenamente la presencia de Cristo en el mundo, con más capacidad para oír, escuchar y responder. De este modo, en vez de aumentar el volumen de la discordia, nos hacemos más capaces de oír y, en consecuencia, de discernir las voces que más necesitan ser escuchadas.

Oración: Dios de amor, que levantas al pobre y desvalido y restableces su dignidad. escucha ahora nuestros gritos por los pobres de nuestro mundo, restablece su esperanza y levántalos, para que todo tu pueblo pueda ser uno. Esto te pedimos en el nombre de Jesús. Amén. La diestra de Dios está levantando en nuestra tierra.

Día 6. Busquemos el provecho de los otros

(Isaías 25, 1-9) Él es el Señor, nuestra esperanza, celebremos alegres su victoria (Salmo 82) Haced justicia al huérfano y al pobre, defended al humilde (Filipenses 2, 1-4) Que cada uno busque no su propio provecho, sino el de los otros (Lucas 12, 13-21) Procurad evitar toda clase de avaricia

Las cambiantes regulaciones bancarias internacionales siguen teniendo un impacto negativo en el comercio y las transacciones en el Caribe y amenazan la supervivencia de numerosas familias. Se ha vuelto cada vez más difícil para los caribeños que trabajan en el extranjero enviar dinero a sus familias. Las Iglesias del Caribe introdujeron el movimiento del Credit Union para que los pobres pudiesen tener acceso a fondos para actividades económicas.

Reflexión: Las Escrituras dan un testimonio claro de que Dios hace una opción preferencial por los pobres: la diestra de Dios actúa a favor de los desvalidos contra los poderosos. De modo parecido, Jesús advierte con claridad contra los peligros de la avaricia. Sin embargo, a pesar de estas advertencias, el pecado de la avaricia con frecuencia infecta a nuestras comunidades cristianas e introduce la lógica de la competencia: una comunidad compite contra la otra. Tenemos que recordarnos que en la medida en que no nos diferenciamos del mundo, sino que, al contrario, nos amoldamos a su espíritu competitivo que divide, fracasamos a la hora de ser «refugio del mísero oprimido, abrigo en la lluvia, sombra en el calor». Para nuestras Iglesias y confesiones ser ricas a los ojos de Dios no equivale a tener muchos miembros que pertenecen –o que donan– a la propia comunidad. Al contrario, significa reconocer que como cristianos tenemos innumerables hermanos y hermanas justo al otro lado del mundo, unido a nosotros más allá de las divisiones económicas entre «Norte y Sur». Conscientes de esta fraternidad en Cristo, los cristianos pueden unir sus manos para promover una justicia económica para todos.

Oración: Dios todopoderoso, da fuerza y coraje a tu Iglesia para que proclame continuamente el derecho y la justicia en situaciones de dominio y opresión. Al celebrar nuestra unidad en Cristo, que tu Espíritu Santo nos ayude a fijarnos en las necesidades de los otros. Amén.

Día 7 Construyendo la familia en la casa y en la Iglesia

(Éxodo 2, 1-10) El nacimiento de Moisés (Salmo 127) Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan sus constructores (Hebreos 11, 23-24) Por la fe los padres de Moisés, viéndolo tan hermoso, lo escondieron (Mateo 2, 13-15) José se levantó, tomó al niño y a la madre en plena noche y partió con ellos camino de Egipto

En el Caribe la familia se sigue viendo afectada negativamente por la herencia de la esclavitud y por nuevos factores como la migración de los padres, los problemas económicos y la violencia doméstica. Para afrontar esta realidad las Iglesias del Caribe trabajan para proporcionar apoyo tanto a las familias nucleares como a las más extensas.

Reflexión. Las familias tienen una importancia capital para la protección y el cuidado de los niños y las niñas. Los relatos bíblicos de la infancia de Moisés y de Jesús, que estuvieron ambos en peligro mortal por las órdenes asesinas de gobernantes enojados, expresan bien lo vulnerable que pueden ser los niños y las niñas a las fuerzas externas. Estos relatos también reflejan como se pueden llevar a cabo acciones para proteger a estos pequeños y pequeñas. Mateo nos presenta un modelo de paternidad que es amorosamente fiel a la voluntad del Señor, especialmente en tiempos difíciles. La Escritura ve a los niños y a las niñas como una bendición y una esperanza para el futuro. Para el salmista son «como flechas en la mano del guerrero». Como cristianos compartimos una vocación común a vivir como redes de apoyo familiar, confiando en el poder del Señor en la tarea de construir comunidades fuertes en las que los niños y las niñas sean protegidos y puedan florecer.

Oración: Dios misericordioso, enviaste a tu Hijo para que naciera en una familia como las nuestras, con antepasados que eran tanto justos como pecadores. Pedimos tu bendición sobre nuestras familias en sus casas y en nuestras comunidades. Oramos especialmente por la unidad de la familia cristiana, para que el mundo crea. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Día 8. Los reunirá de entre las naciones

(Isaías 11, 12-13) Efraín no tendrá celos de Judá, Judá no oprimirá a Efraín (Salmo 106, 1-14. 43-48) Señor, Dios nuestro, reúnenos de entre las naciones para que alabemos tu santo nombre (Efesios 2, 13-19) Él ha derribado el muro de odio que los separaba (Juan 17, 1-12) En ellos resplandece mi gloria.

Las Iglesias del Caribe trabajan juntas para sanar las heridas del Cuerpo de Cristo en la región, que son la herencia que ha dejado la colonización.La reconciliación con frecuencia exige el arrepentimiento, la reparación y la sanación de las memorias. Un ejemplo de ello son los actos de petición de perdón y de reparación entre los baptistas de Gran Bretaña y los del Caribe. Del mismo modo que el pueblo de Israel, la Iglesia en su unidad está llamada a ser al mismo tiempo un signo y un agente activo de reconciliación.

Reflexión: A lo largo de la narrativa bíblica de la historia de la salvación, uno de los motivos infalibles es la incesante determinación del Señor de crear un pueblo que podía llamar suyo. La formación de este pueblo –unido en una alianza sagrada con Dios– es parte integrante del plan de salvación de Dios y de la glorificación y santificación del Nombre del Señor. Los profetas recordaban insistentemente a Israel que la alianza exigía que las relaciones entre los diversos grupos sociales estuvieran caracterizadas por la justicia, la compasión y la misericordia. Cuando a Jesús se le acercaba la hora de sellar la nueva alianza con su sangre, oró fervientemente para que los que el Padre le había confiado vivieran unidos, como Él y el Padre viven unidos. Cuando los cristianos descubren su unidad en Jesús, participan en la glorificación de Cristo en presencia del Padre, con la misma gloria que compartía con el Padre antes de que el mundo existiera. De este modo, el pueblo de la alianza siempre debe perseguir ser una comunidad reconciliada, una que sea signo eficaz ella misma para todos los pueblos de la tierra de la manera de vivir una vida en justicia y en paz.

Oración: Señor, humildemente te pedimos que por tu gracia las Iglesias puedan ser en todo el mundo instrumentos de tu paz. Que, a través de su acción conjunta como embajadoras y agentes entre los pueblos divididos de tu amor sanador y reconciliador, pueda tu Nombre ser santificado y glorificado. Amén.

Os dejamos a continuación el documento íntegro de la Conferencia Episcopal:

Semana Oración Unidad Cristianos 2018

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