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Concierto-Oración “Ven y verás”

“Ven y veras…” fueron las palabras tomadas del Evangelio, que titularon nuestro concierto-oración. Y nosotros, el Equipo interprovincial de las Hijas de la Caridad y la Congregación de la Misión, fuimos y vimos. 

Podrían surgir muchas preguntas, pero empezando por el principio: ¿cómo surge esta iniciativa? No solo ha sido hacer algo nuevo, diferente… sino que ha sido un dejarnos guiar por el soplo del Espíritu, por los dones y talentos con los que contamos y, estar convencidos de algo muy claro: nuestro carisma, nuestra vocación, da sentido a nuestras vidas y, ¿cómo no compartirlo? Y, ¿por qué no de esta manera? 

Al principio, todos estábamos convencidos de que no, de que vaya locura se nos había ocurrido, de cómo vamos a organizar eso, con quiénes contamos… dudas y más dudas, que incluso, a veces, nos ponemos como excusa para insistir en nuestra incapacidad de seguir interpelando con nuestra vida. Pero fue que sí, y poco a poco, nos fuimos lanzando. 

Comenzamos a ver el texto evangélico, y después, a rezarlo. ¡Qué importante ver cada acción evangelizadora desde la oración. Fuimos fieles a San Vicente que tantas veces nos decía que delante del Sagrario le preguntáramos a Jesús: ¿qué harías en esta situación? Y, después vinieron las decisiones: formar un Equipo de Hermanas y Misioneros, que quisieran compartir sus voces y talentos con todos, elegir canciones, elaborar un guión, distribuir, y volver a rezarlo, y seguir interiorizándolo.

Y, por supuesto, vino el desplazarnos a Sevilla. Ahí entra el “ir”. ¡Claro que fuimos! Si lo teníamos todo puesto en manos de quien nos llama cada día; claro que nos desplazamos en medio de esta situación, tomando lógicamente todas las medidas de protección. Y fuimos bien recibidos y acogidos por la Comunidad de la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad de España-Sur. ¡Somos familia! Y así nos hemos sentido. Hemos ido y hemos visto. 

Y, por supuesto, llegó el momento de “ver”. Hemos visto que Hermanas y Misioneros, juntos, trabajamos y servimos más y mejor; hemos visto ilusión compartida; hemos visto seguimiento; hemos visto misión compartida, que si bien es una expresión que utilizamos mucho, a veces no es tal, pero esta vez sí, porque íbamos a una, con Él, remando en la misma barca, con los mismos remos, dejando que la música sonara y resonara en cada ensayo, en cada repetición… Hemos dejado a Jesús hablar a nuestras vidas y poder ser testigos de ello y, poder compartirlo con alegría.

Todo el equipo estamos convencidos de lo apasionante que han sido los días compartidos, pero porque hay algo de raíz, de base: nuestra vocación como Hijas de la Caridad o Misioneros Paúles, compartiendo un carisma, que está vivo y es actual. Ojalá no lo fuese, y ojalá no hubiera pobres a los que seguir atendiendo o sirviendo… ojalá. Pero no es así, y así nos lo hicieron ver los testimonios que fuimos escuchando y rezando. 

Los jóvenes se preguntan por el sentido de sus vidas, nos interpelan, y nosotros respondemos con quien tenemos o mejor dicho con quien nos posee y nos tiene: Cristo, vivo y resucitado, que suena constantemente en nuestras vidas, con notas muy distintas, con canciones diversas, pero con una melodía constante de entrega, servicio, plenitud, evangelización, caridad y misión. 

Una cosa son los ensayos, y otra es el directo. ¡Qué impresión! Antes de empezar, el vernos nerviosos, con lagrimas en los ojos que brotan de un sabernos habitados por Él que estaba allí y en cada comunidad, familia, grupo, persona… que decidió conectarse y compartir ese momento, que es ya para la historia, una historia que han escrito muchos antes que nosotros y que ahora seguimos haciéndolo con ilusión y pleno convencimiento. 

El Concierto-Oración quiere ser un continuo dejarnos preguntar por la Palabra de Dios. ¿A quién buscas? Tú, que estuviste allí, tú que nunca te habías parado a preguntarte…Y quiere ser una invitación a que vayas a Él, que veas su vida cómo se refleja en la tuya, y te animes a quedarte con Él, el tiempo que consideres, porque a lo mejor es para toda la vida, descubriendo que tu vida tiene plenitud de sentido en ese quedarse con Él y Él contigo.

Podríamos dar las gracias a muchas personas, con nombres y apellidos, que se han implicado con todo, siguiendo eso de “con todo y para toda la vida”, pero lo mejor que podemos hacer es dar las gracias a Dios por cada persona que ha hecho posible compartir esos momentos previos, ese momento intenso, y el después, los mensajes, los ecos. Nos sentimos animados, esperanzados y confiados en Aquél que nos miró, llamó y a quien seguimos.

Equipo interprovincial de Pastoral Vocacional

Hijas de la Caridad y Congregación de la Misión

Nota: Si quieres volver a disfrutar del concierto pincha aquí: Concierto-Oración

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