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Encuentro en Dos Hermanas

Hay un camino trazado para ti

Todos realizamos un camino a lo largo de nuestras vidas y a veces creemos saber dónde estamos y a dónde vamos pero, ¿realmente estamos en el camino correcto o necesitamos cambiar la dirección?

Nuestro camino, al igual que el de los discípulos de Emaús, estuvo marcado al comienzo por dudas e inquietudes sobre el fin de semana que nos esperaba. A esta experiencia fuimos llamado jóvenes de lugares diferentes, pero teníamos algo en común, todos buscábamos a Jesús para que nos acompañase en este nuevo camino.

Para llegar a nuestra meta, que es Jesús, las Hermanas nos propusieron cuatro caminos, y todos compartíamos un mismo fin: la ayuda y entrega a los más pobres y desfavorecidos.

Uno de los caminos era un comedor, que se encontraba en el barrio de Triana, allí pudimos conocer las instalaciones y los servicios que ofrecían. Según lo vivido, sentimos la verdadera ayuda, nos sentimos personas, gracias a la gratitud que recibimos de la sonrisa de aquellos que se encontraban en la extrema desesperación.

Otros compañeros siguieron el camino de Miguel de Mañara,una casa de acogida, pero este era diferente…No sabíamos que Jesús podría salvar con su esperanza a gente que ha visto el final de su vida pasar por sus ojos, a aquellos que veían su destino en el culo de una botella, una calada, la locura…Pero Jesús les dio fuerzas para coger impulso.

El tercer camino parecía ser otro Comedor, este por la zona de Pumarejo, pero realmente, era un lugar especial donde se reparten sonrisas además de comida, y en una pequeña Residencia se acogen a personas que mantienen la misma ilusión por la vida que en su juventud, porque la edad se lleva por dentro.

Por último, el proyecto ALMA, uno de los más difíciles, pero no por ellos menos reconfortante. Aquí pudimos sentir cercanía y esperanza, pese al miedo que sentían estas personas rotas por la desconfianza debida a sus experiencias en el intento de llegar a nuestro país. Durante su camino sintieron que Jesús les abandonaba a su suerte, tanto en pateras como cayendo bajo el poder de las mafias. Pero gracias a este proyecto siguen con su lucha para seguir adelante en su camino y sacar su vida a flote. Esto para nosotros supone un choque con la realidad y nos ha hecho valorar más la vida.

A la vez que va acabando el fin de semana, nuestras dudas también lo hacen. Al igual que los discípulos de Emaús, gracias a esta experiencia podemos ver nuestro camino, aunque sea de lejos, conscientes del trabajo que aún nos queda por delante y de la disposición que debemos tener siempre.

Para acabar, debemos dar las gracias a las Hermanas por brindarnos esta oportunidad y ayudarnos a comprender, que al igual que todos los protagonistas de este gran proyecto, a veces es necesario tropezar durante el camino para hacernos más fuertes y conscientes de que nos encontraremos muchos más baches, pero que Jesús siempre estará allí para acompañarnos.

UN GRUPO DE PARTICIPANTES

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