MISIONES

Una grata experiencia

Soy  Sor Anna Pasturczak,  una Hija de la Caridad, polaca, misionera desde hace largos años en Argelia y en Túnez. Hace tres años, mi pequeña Provincia de África del Norte se integró en la gran Provincia de España Sur, un cambio muy importante en nuestras vidas. Desde ahora en adelante formaré parte de una Provincia desconocida, hispanohablante, muy numerosa en Hermanas y tan distinta…

Con el deseo de conocerla,  pedí una estancia en una de sus Comunidades , interesada también en aprender la lengua española. Mi destino fue la Comunidad de Hermanas Mayores de la Residencia de la Milagrosa, de  El Palo, Málaga.

El primer tiempo fue un período de aclimatación, familiarización- “domesticación” hubiera dicho el Principito;  tiempo de la mirada y de la sonrisa, del asombro, del balbuceo…y de la comunicación no verbal.

Es bueno encontrarse, una vez más, pobre, sin poder utilizar toda la experiencia adquirida, como muchos emigrantes, sin poder comprender lo que se dice … ¡El Mar Mediterráneo que contemplé cada día por las ventanas de la Residencia me recordaba las esperanzas hundidas totalmente de todas estas mujeres y estos hombres ahogados dentro! ¡Oh, qué afortunada fui yo!

Muy rápidamente el carácter caluroso andaluz, con la espontaneidad polaca encontró la posibilidad de un fácil intercambio …

 La Comunidad, está formada , en su mayoría, por las Hermanas mayores, enfermas e inválidas. Viven el  ritmo que sus circunstancias les permiten. Muy  amablemente las Hermanas me proporcionaron pequeños servicios que no exigían hablar español, pero había que¡ COMPRENDERLO!  ¡Cuántas veces reímos de mis tonterías debidas a la falta de comprensión : justamente “al revés”.

Cada mañana recibía clases  de una Hermana, mi profesora. Se comprometió tanto que un día, frente a una alumna un poco difícil, pidió auxilio a su hermano, sacerdote, para que me explicara de otro modo las reglas y las dificultades de la gramática española … ¡ Si, era en serio! Evidentemente, no se puede  aspirar a aprender  una lengua en un mes y medio, no obstante esta Hermana me permitió conocer algo de la riqueza de su lengua y de su amplio vocabulario.

Con el aprendizaje de la lengua, las Hermanas me contagiaron su amor por la cultura andaluza.

Durante ” La Feria de Málaga ” pude admirar los numerosos  tipos de bailes  del folklore andaluz.

¡Con qué espontaneidad se pone un grupo a bailar en las calles del centro de Málaga !

También escuché los cantos de varias corales interpretados sobre los estrados preparados para ello. Pero lo que mas me impresionó fue la participación de la población: la gente pasean con los trajes tradicionales, cantan con las corales y bailaban espontáneamente las” Sevillanas “, independientemente de la edad y de la capacidad.

¡Era tan BONITO!

Quisiera dar las gracias por esta experiencia…  Cuando no podemos expresarnos, estamos obligados a observar más .Y esto es lo que he visto en ellas:  mujeres entregadas a Dios, con verdadera pasión para ayudar  a los demás, a pesar de sus debilidades, pero con una entrega que no es común   ¡ Cada una con su propia historia, su propia riqueza y todas con unos deseos inmensos de amar! Hablamos mucho en Comunidad del servicio de los Pobres. Nuestras Hermanas Mayores son los primeros Pobres que Dios nos da hoy en nuestra familia vincenciana.

Hay un pasaje en el Evangelio de San Juan 12, 1-8 que me acompañó durante la estancia en El Palo:
Jesús, se prepara interiormente para dar su Vida hasta el fin, para pasar de este mundo a su Padre. Está en Bethania; Maria quería mostrarle hasta qué punto le ama. No sabe nada de lo que pasa en Él pero en signo de su gratitud y de su amor vierte sobre sus pies un perfume precioso y muy caro.

Humanamente, ¡qué despilfarro! Pero, frente a los reproches de los demás, Jesús la defiende y dice esta frase asombrosa:

“A los Pobres los tendréis siempre con vosotros, pero a Mi no me tenéis para siempre”

Y sí, en este texto, en el sitio de Jesús podemos  poner a cada una de nuestras Hermanas Mayores …

ÉL vive en ellas… !

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