EXPERIENCIAS DEL PRIMER GRUPO DEL ENCUENTRO DOBLE V julio 2021

¿Para quién soy yo?

¿Para quién soy yo?

EXPERIENCIAS DEL PRIMER GRUPO DEL ENCUENTRO DOBLE V julio 2021

Testimonio 1

María

Esta pregunta nos ha ido acompañando en nuestra semana de encuentro: “Vicencianos con Vocación” pero yo al menos me he venido sin responderla. No sé si será buena señal o mala el no haber podido darle respuesta a la pregunta, quizás, sencillamente no ha sido el momento de responderla, pero si el momento de darme cuenta de muchas cosas que el mundo esconde y que existen en nuestra sociedad.

Me quedo con la gran e inigualable experiencia que sumo a mi vida cristiana y personal, con la familia que hemos formado este grupo de jóvenes, me quedo con la disposición de las hermanas ante nuestras inquietudes y nuestras necesidades y sobre todo, me quedo con la inconsciencia de nosotros, los jóvenes de hoy, al no ser consciente de lo que muchos niños y familias viven en su día a día. Ellos nos pedían un simple abrazo o un simple beso, cosa que nosotros no apreciamos lo suficiente.

Me vengo llena de gratitud de poder haber sido servidora de estas pequeñas acciones que tanto anhelan estos niños. Al poder mirarlos a los ojos, se me venían a la mente muchas, pero que muchas personas, preguntas, situaciones, sentimientos… tantas cosas que te surgen cuando los ves…  te das cuenta que eres una persona privilegiada y que tienes que dar gracias por dónde, cómo, con quién vives y por todo lo que te rodea.

Como Dios es el que lo mueve todo, Él ha sido el protagonista de mi semana de servicio, me he dado cuenta que cada uno cargamos con una mochila y que hay veces que se llena de más cuestiones y otras veces que se vacía después de haberlas respondido. En mi caso, vengo con la mochila más llena, porque aunque me haya dado cuenta y reflexionado sobre muchas cosas, vengo con muchas preguntas sin resolver aunque estoy segura que se irán desvelando a medida que vaya creciendo por el camino y la misión que Dios me tiene encomendada en mi vida.

Entrégate, sirve y da todo lo que tengas a los más necesitado

Testimonio 2

Natalia

En estas líneas quisiera poder hacer un breve resumen de mi experiencia vivida en el encuentro de Doble V, al que solo puedo recordar desde la gratitud por lo que ha supuesto para mí. Pues, antes de comenzarlo iba con miedo. Era la primera vez que acudía a una experiencia de este tipo pero, he de decir que tras conocer a los compañeros todo ha ido de maravilla. He podido disfrutar y sentirme acogida por cada una de las personas que el Señor me ha permitido conocer durante estos días.

El encuentro de Doble V se ha sustentado en tres partes principales: servicio, catequesis y oración. En todas ellas siempre ha estado presente la convivencia con el resto de jóvenes participantes y el apoyo mutuo, ayudándonos unos a otros en las labores que tocase realizar.

Para comenzar, quisiera centrarme en el servicio que nos tocó realizar que, desde el enfoque vicenciano está orientado hacia los más pobres y necesitados. En nuestro caso se centró en un grupo de niños inmigrantes, los cuales se encuentran acogidos junto a sus madres en varias casas o pisos donde son cuidados y protegidos de agentes externos que pudieran hacerles daño. Todos estos niños se reunían en una de las casas a las que acudimos nosotros. Allí, se dividieron en cuatro grupos diferentes de edad para ser atendidos por los jóvenes que asistimos. En mi caso me tocó junto a una compañera cuidar y atender al grupo de adolescentes. No obstante, he podido conocer y cuidar al resto de niños en las diversas tareas a realizar. Por ello, he de decir que he podido aprender de todos ellos. Ya que, al reflexionar junto a mis compañeros sobre el servicio realizado cada día, hemos podido comprobar la gratitud de los niños, su modo de pedir perdón y estar dispuestos a recibir lo poquito que pudimos ofrecerles. Además, es de resaltar cómo, a pesar de los problemas por los que atraviesan, son capaces de adaptarse a la situación que están viviendo y, con una sonrisa, dar a los demás una lección de vida. Por ello, ninguno de los jóvenes hemos quedado indiferentes ante el servicio ofrecido. Deseamos poder volver a realizarlo y compartir alguna jornada más con estos niños.

Tras el servicio, cada tarde asistimos a la catequesis impartida por Sor Trini. En ella pudimos ir profundizando en la historia de Jonás, un personaje bíblico que nos ha enseñado la importancia de hacer caso a los mandatos de Dios en nuestra vida. Así, como si se tratase de una serie dividida en varios capítulos, pudimos ir reflexionando a través de preguntas existenciales que nos ayudasen a conocernos mejor interiormente, girando en torno a la pregunta que da lema a este encuentro: ¿Para quién soy yo?

Desde mi experiencia, he podido ir comprendiendo mejor el mensaje de cada catequesis conforme avanzaban los días. A la vez que pude conocer qué se pedía en las preguntas. Algunas de ellas aún no sabría responderlas, pero, estoy segura de que si Dios quiere, podré ir comprendiéndolas poco a poco.

Una parte muy enriquecedora de la catequesis fue la puesta en común de la reflexión personal en la que, al conocer la experiencia del resto de compañeros, nos ayudaba a los demás a conocernos mejor a nosotros mismos. Además, esto nos sirvió para estrechar lazos de amistad y unirnos como un grupo que se sustenta en la fe.

Otra de las partes fundamentales del encuentro ha sido la oración, que nunca había estado tan presente como en estos días. Ya que, comenzamos el día rezando, seguido de la misa, y terminamos con la oración de la tarde y de la noche. En la capilla de la Casa Provincial Jesús, desde el sagrario y, por la tarde desde la custodia, ha derramado su amor y me ha hecho comprender que no debo tener miedo. Él nos pide que confiemos y le entreguemos nuestro corazón para que pueda ir moldeándonos para cumplir el plan que ha pensado para nosotros. Así espero poder hacerlo, con la fuerza que me ha dado estos días allí.

Por último, pero no menos importante, debo señalar el trato recibido por mis compañeros. Todos han apoyado mi vocación a la vida consagrada y con mucho entusiasmo y cariño han hecho que me dé cuenta de que no debo sentir miedo a contarlo a los demás, sino que debo vivirlo como algo normal y desde la alegría por entregarme al Señor.

Ellos no son conscientes del bien que me han hecho. Pues, si no hubiera sido por ellos posiblemente no tendría las fuerzas suficientes para afrontar el proceso que me queda junto a la familia. Por esta razón, les estoy agradecida de todo corazón. Hemos creado una amistad muy bonita en la que apoyarnos unos a otros.

Y, junto a los jóvenes que he conocido, no puedo dejar atrás a las hermanas que nos han acompañado. A Sor Trini, quien desde el primer momento se preocupó por mí y me ha ayudado siempre. A Sor Puri y Sor Patri por unirse a nosotros y ser personas tan cercanas que han rezado y compartido muchos momentos con nosotros. A Sor Emilia y su cuidado y cariño demostrado. Y, por supuesto, en mi caso también a Sor Mª del Carmen y Sor Cristina por ayudarme y preocuparse por mí. Todas han demostrado el bien que hacen las Hijas de la Caridad y su labor tanto con los pobres como con el resto de la población.

Desde aquí, animo a todos los jóvenes a asistir a este tipo de encuentros porque sus expectativas serán superadas. Podrán vivir una experiencia de servicio unida a la de otros compañeros en los que apoyarse, a la vez que descubrirán la vocación a la que Dios los llama.

Si te lo estás planteando, no dudes y lánzate a la aventura. Estoy segura de que no te arrepentirás.

Comentario
Accesibilidad