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“Compañeros de esperanza en tiempos de adversidad”

Retiro Espiritual para la Familia Vicenciana

“Compañeros de esperanza en tiempos de adversidad”

El retiro virtual que se ofreció a todas las Ramas de la Familia Vicenciana, se celebró el 7 de diciembre en dos partes, la primera parte con una reflexión-meditación y la segunda participando de forma virtual en directo en la vigilia de la Inmaculada Concepción.

Mariola López Villanueva, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús, licenciada en periodismo y teología bíblica nos expuso el tema del retiro “Compañeros de esperanza en tiempos de adversidad”

Nos cautivaron sus palabras desde la primera frase “vivimos un tiempo de incertidumbre, pero esta incertidumbre está habitada”. Nos presentó a varias compañeras de esperanza en tiempos extraordinarios: Noemí y Rut, María e Isabel.

Nos animó a caminar junto a Noemí y Rut, dos mujeres con pérdidas en distintos momentos vitales. Dos mujeres que tienen que dejar lo conocido, con un futuro incierto y vinculadas en medio de la adversidad. …No temas (nos dice) porque el miedo nos pone a la defensiva, nos aleja del espacio de bendición, nos aísla…oculta el sueño de Dios en nosotros, bloquea la expansión de la vida y nos impide descubrir bendiciones disfrazadas. En la exposición Mariola nos hace la siguiente pregunta ¿Qué nos cura el miedo? Noemí y Rut los superaron al saber que se tienen la una a la otra: “Aquí estoy para ti”. Aquí estoy tal como soy, tal como tú eres. Y a ti ¿qué te cura el miedo? ¿podemos decir aquí estoy para ti?.

También nos ayudó a entrar en la habitación de María (Lc 1, 26-38)  y  descubrir que el amor de Dios no se encarna en la historia por donde lo esperamos. No se encarnó en Jerusalén sino en Nazaret. No en el Templo sino en la casa. No durante la liturgia sino en la cotidianeidad. No a través de un sacerdote (Zacarías) sino de una joven laica (María). Él viene a la parte más necesitada de nuestra vida.

Mariola nos hizo descubrir que María comparte con muchas mujeres una vida de inseguridad y de incertidumbres. Nos toca vivir sin certezas abiertos a ¿cómo será́ esto? y bajar al corazón, a nuestra habitación interior, allí́ donde nos encontramos con nuestra verdad y con el Dios que nos sueña con su vida abierta, desplegada. 

Finalmente nos instó a saludar bendiciendo (Lc 1, 39-55). Solo el modo en que María saluda a Isabel despierta en ella lo que estaba por alumbrar. El barro de Isabel estaba envejecido, pero no se había endurecido. Estamos llamados a hacer el camino hacia otras casas no endureciéndonos sino enterneciéndonos porque en una carne dura, rígida, el Espíritu no puede vibrar, Dios vibra siempre en lo tierno y en lo frágil. 

Mariola López nos animó a salir de nosotros para hacer espacio al otro, a tejer tramas de cariño y esperanza que posibiliten acoger la vida que brota y recibir a Aquel que viene en modo vulnerable bendiciendo la adversidad, habitando amorosamente la incertidumbre. 

El mundo sólo se sanará con un amor abierto. Con esta conclusión iniciamos el silencio virtual para conectarnos a las 21:15 y celebrar la Vigilia de la Inmaculada. Este espacio de oración nos ayudó a conectarnos provincialmente, a vivir este momento especial junto a María que está a la espera del nacimiento de Jesús.

Al finalizar la oración, tuvimos la oportunidad de despedirnos virtualmente. Lejos pero cerca, alegres de encontrarnos, de vernos. Se respiraba un ambiente de fraternidad. 

 
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