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EXPERIENCIA DE SERVICIO EN EL COMEDOR Y GUARDERÍA “SANTA TERESA” DE LA PALMA- PALMILLA (MÁLAGA)

 

En el mes de julio, el Comedor y Guardería “Santa Teresa” de las Hijas de la Caridad de la Palma-Palmilla de Málaga, abren sus puertas a la experiencia de servicio que solicita el Campo de Trabajo Lázaro de la Diócesis.

Un gran grupo de jóvenes de distintas parroquias de Málaga distribuidos en pequeños grupos han participado del servicio en las diferentes casas que, como nosotras, les han ofrecido esta posibilidad.

Así, durante estos días, un grupo de jóvenes han vivido una experiencia con nosotras.

Cada mañana, comenzábamos la jornada con una oración, en la capilla en la que se compartía y se daba impulso al servicio que posteriormente se realizaría. Y, durante, el resto de la mañana, se encontraban algunos espacios para tomar el pulso de lo que se estaba viviendo; momentos de entrega y distensión que ayudaban a crear un buen clima de convivencia y de fortalecimiento de la unión en el grupo, ya que eran jóvenes de distintos lugares de la provincia de Málaga.

¡Ha sido un gran regalo tener este grupo de jóvenes entre nosotras estos días, ya que nos han aportado alegría y esperanza! ¡Dios sigue llamando, sólo se necesitan jóvenes valientes dispuestos a entregarlo todo!  

Estos son sus testimonios:

Somos Gabriela, Alba, Mercedes, Ruth, y Ana. Gracias al Campo de Trabajo Lázaro (CTL), hemos tenido la oportunidad de vivir la experiencia de realizar un servicio por y para los más pobres en la guardería Santa Teresa. Gracias a las Hijas de la Caridad hemos conocido la esencia de este lugar viendo a Dios en los más necesitados.

El verdadero motivo que nos mueve es Dios. Cada una vive su realidad en su ciudad, familia, parroquia… Pero Dios se hace presente de diferentes formas. Si contamos un poco de nuestra historia, Gabriela está aquí porque vio un anuncio en la hoja dominical de la Diócesis al salir de misa con su madre. Alba fue informada de la vuelta del CTL gracias a su catequista, Ana quería venir pero no se atrevía y coincidió con María del Mar (trabajadora de la Guardería) que la motivó a inscribirse e hizo lo mismo con Ruth. Por otra parte Mercedes supo de este CTL por su grupo de vida de la parroquia.

A continuación os vamos a contar un poco sobre las vivencias de cada una. Tanto en el comedor social como con los pequeños de la guarde.

Me presento; soy Ruth y en estos días de servicio en la guardería he podido acercarme un poco más a Dios por medio de los más pequeños. Ha sido una experiencia muy especial y reconfortante.

He encontrado a Dios en todas las personas del centro, en las trabajadoras ayudando a los pequeños, pero también en los niños.

Antes de entrar a la guardería me propuse hacer reír a los niños, creo que en situaciones tan difíciles como las que algunos de ellos viven, con tantos problemas, he intentado que al menos el tiempo que estuvieran conmigo jugaran, disfrutaran y rieran como niños que son. Gracias a todos los que trabajan en el centro, a las maestras, en especial a Rosa y a José Ángel que me han guiado estos días, a las hermanas, las limpiadoras y los cocineros.

Yo soy Alba y esta es mi segunda vez en este centro. Justo el año pasado estuve en el comedor que tienen y este año he estado en la guardería. Para mí ha sido una experiencia única  e  irrepetible.  Una  experiencia  de  encuentro  con  Dios.  Una  experiencia  que recomiendo hacer a todo el mundo.

En cada una de las personas he podido ver la humildad de ayudar al más necesitado entregando sus vidas, poniéndose al servicio, con mucho amor y siempre en manos del Señor. Por eso, en ellas, he podido encontrar a Dios, en sus gestos, en sus miradas, en las oraciones…

Gracias a los niños, he podido formarme y confirmar que la educación es mi  vocación y es a lo que quiero dedicarme. Pero de ellos sobre todo me llevo ese encuentro con Jesús, que a través de los abrazos y besos de los niños, Él se hacía presente y me reconfortaba el alma.Gracias a las Hijas de la Caridad por abrirme las puertas de su centro por segunda vez. Gracias a Tana y a Encarni por acogerme tan bien y porque sin ellas saberlo, han sido un gran modelo para mí. Gracias a los cocineros por la comida tan rica. Gracias a todos los demás porque cada uno de vosotros habéis aportado muchísimo para que esta experiencia sea única. Habéis dejado una gran huella en mí y os llevo en mi corazón.

GRACIAS, nos vemos pronto.

Me llamo Mercedes y este ha sido mi primer CTL al que he acudido gracias a mi grupo de vida en la parroquia Divina Pastora de Málaga, porque siempre habíamos tenido muchas ganas de participar en uno. Yo sabía que iba a ser una gran experiencia de vida y una gran lección para llevarme conmigo, lo que no sabía es que me iba a llenar tanto como lo ha hecho.

Mi experiencia en la guardería ha sido increíble. Cada niño cada día me ha llenado por completo y veía a Dios en sus gestos y en los de todos los que trabajan en la guardería con esa alegría que llevan siempre con ellos.

Gracias a las hermanas, a los cocineros, las limpiadoras, las maestras… a todos miles de gracias por estar al servicio y ser sal y luz cada día.

Además, quiero agradecer   al Señor por mis compañeras, porque son maravillosamente maravillosas y se ponen al servicio de la manera más bonita y absoluta posible.

Os llevo a cada uno de vosotros en mi corazón y gracias por enseñarme tanto con vuestros gestos de amor a los demás.

Le doy las gracias a Dios por haber tenido la gran suerte de vivir esta experiencia tan llena y enriquecedora. En estos cuatro días he visto a Jesús en cada una de las personas que forman parte de esta gran familia. He estado en el comedor social y he visto con gran admiración como las hermanas y cada uno de los trabajadores se entregan y se preocupan por cada una de las personas que vienen a por su bolsa de comida cada día. He aprendido que  estas  personas no son personas desfavorecidas sino que son: Juan, Constancia, Josefa, Ángel… y cada uno con su propia historia y en ellos está Jesús.

Jesús está vivo entre nosotros y va a visitar a la gran familia de la guardería cada día, solo hay que tener un poco de fe para verlo en los demás y sobre todo en los más necesitados. Las Hijas de la  Caridad llevan 48 años entregándose tanto espiritualmente como físicamente a los vecinos de la Palma-Palmilla, dando su vida por ellos sin esperar nada a cambio. Estos días viendo cómo trabajan las hermanas a pesar de la edad de algunas de ellas, le pido a Dios que si Él quiere,   me dé la gracia de entregarme a los demás sin esperar nada a cambio dejando mi ego atrás y solo viendo a Jesús en el otro como lo hacen ellas.

Desde el primer día yo también me he sentido parte de esta familia gracias al recibimiento que me han dado todos con mucho cariño. Rezo por cada uno de vosotros para que sigáis llevando el amor de Jesús a los demás. Rezo por otros 48 años más llenos de amor y entrega a los más necesitados.

Limpiando sardinas y cortando verduras he tenido la suerte de conversar con las hermanas y con las trabajadoras, las he conocido más y he visto a Dios en ellas.

Como dice la canción de la Bienaventuranzas “Aquel que da su vida por los demás siempre tendrá al señor´´, Jesús estará siempre en cada una de las hermanas para ayudarlas a ser luz para los demás.Estos días me he dado cuenta de que somos felices si compartimos nuestro tiempo para los demás, dejando de pensar en nosotros. Solo de esta manera podremos ver a Dios siempre en los demás.

Me gustaría agradecer a todas las personas con las que he vivido mi experiencia ayudando en el comedor social: Hermanas, trabajadores, secretaria y maestros.

Gracias a todos vosotros mi experiencia ha sido maravillosa.

Muchas gracias por haberme acogido tan bien y haberme hecho sentir como en casa.

Esto no ha sido un adiós, es un hasta pronto porque estoy segura de que volveré muy pronto.

Un abrazo a todos, Gabriela.

Estoy feliz, pero es una felicidad diferente, es una felicidad de la que no se va a los 15 minutos, sino que permanece día tras día al acordarme de todo lo vivido.

Yo soy Ana y he estado en la clase de los Gnomos, he podido disfrutar de mis niños tanto como ellos de mí. El primer día cuando llegué algunos se escondieron, otros ni siquiera me miraron hasta pasado un rato, y otros hasta lloraban. El último día (sin saber que era el último día, porque nos tuvimos que ir un día antes) al abrir la puerta, absolutamente todos vinieron corriendo a darme un abrazo de buenos días, y esas son mis “cuatro de la tarde” de mi último día en la guarde ya que pude ver cómo nos habíamos unido siendo una pequeña familia. Para quien no lo sepa, “las cuatro de la tarde” es el momento donde realmente hemos visto a Dios o el momento más revelador del día.

Como os contaba, fue el último día sin saber que iba a ser el último día, y es que así es el Señor, nos cambia los planes para que siempre estemos alerta y siempre vivamos las cosas como si fueran las últimas. Doy gracias a Dios por haberme ayudado a estar alerta en todo momento, para exprimir cada minuto con cada persona que he conocido en la guarde. Gracias a Manme y Marian, profesoras encantadoras que me han dejado ser yo en todo momento y hacer de todo con los niños como si fuera una más. Gracias a Isabel Mª por invitarnos a escribir nuestro testimonio, así también nosotras hemos podido darnos cuenta de lo maravilloso que es ayudar al otro, y en el fondo ellos nos están ayudando a nosotras a ser mejores personas.

Si Dios quiere, nos vemos el año que viene.

Para  concluir  nuestro  testimonio,  solo  decir  que  hemos  disfrutado  muchísimo, hemos aprendido y trabajado muchísimos valores que creemos que son vitales para vivir en la época que nos ha tocado como pueden ser la empatía, el respeto y el amor.

Y como se cita en Mateo 25 “Cuando se lo hicisteis a uno de estos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.

Alba, Ruth, Ana, Mercedes y Gabriela. Campo de Trabajo Lázaro 2021.

Alba, Ruth, Ana, Mercedes y Gabriela. 

Campo de Trabajo Lázaro 2021

 

 

 

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