La pasada Semana Santa, unos 15 jóvenes del Área 15 nos unimos en Tenerife para celebrar juntos, un año más, el Triduo Pascual.
Parece que no, pero cuatro días, donde reflexionamos sobre este “gran misterio”, y cómo se traslada a nuestra vida, dan para mucho.
Muchos llegamos con sed de compartir en comunidad, de alejarnos del corre corre del día,y pararnos a reflexionar y a entender realmente qué significa la Pascua,
El jueves, nada más llegar, nos hicieron ver que, para el Triduo Pascual debemos estar preparados, tanto por dentro como por fuera, y dejar atrás todo aquello que es artificial, para centrarnos en lo que realmente es importante, aquello que es real.
Después tuvimos la oportunidad de descubrir el verdadero sentido del Jueves Santo,
cómo Jesús fue ejemplo de humildad y servicio mediante el lavatorio. Y acabamos el día conmemorando esa última cena en comunidad, asistiendo a la Parroquia de Los Dolores, en La Laguna.
El viernes lo dedicamos al servicio. Nos dividimos en tres grupos y nos fuimos unos a El Buen Samaritano, otros a la Cruz Blanca y el último a conocer a los Hermanos Belemnitas y su labor con los enfermos.
Una vez que volvimos, pudimos compartir cada uno nuestra experiencia y debatir sobre qué significa el servicio para nosotros como vicencianos y con qué mirada tenemos que ir a servir.
El sábado fue un gran día de reflexión, viviendo cada uno nuestro propio desierto y planteándonos cómo queremos que avance nuestro proyecto de vida. Creo que esa es la mejor forma de prepararnos para el momento más importante de nuestra fe, la Resurrección: Conocerte bien por dentro y ver qué quieres dejar atrás y cómo queremos resucitar con el Señor. Terminamos uniéndonos a la Parroquia con nuestros cantos para resucitar en comunidad.
Esta Pascua no solo nos ha regalado momentos compartidos, sino que ha sido un auténtico impulso para nuestra fe. Vivir el Triduo en comunidad, con tanta intensidad y sentido, nos ha recordado que la Resurrección también pasa por nosotros.
