¡Un día de playa!

¡Gracias por la fe y por la vida, gracias por bañarme en el mar de tu alegría!

El pasado miércoles 3 de julio, los Residentes, trabajadoras, jóvenes voluntarias del Centro y Hermanas pudieron disfrutar de un magnífico día de playa.

Tras el desayuno de los Residentes, sobre las 10:30 horas, un microbús y varios taxis adaptados desplazaron a casi la totalidad de la Residencia Santa Luisa de Marillac a una estupenda playa del municipio de Cuevas del Almanzora. 

En la playa nos esperaban varios voluntarios de Cruz Roja, familiares y personal del Ayuntamiento. Una vez situados las personas mayores, trabajadores y Hermanas en las zonas de sombra que estaba preparadas, las personas mayores tuvieron la oportunidad de bañarse en las aguas del Mediterráneo y refrescarse antes de disfrutar de una deliciosa paella.

La facilidad en el acceso a la orilla permitió que muchos Residentes se acercaran al mar y pudieran refrescarse. También hubo valientes que se atrevieron a darse un chapuzón bien en las sillas anfibias bien acompañados del personal y familiares.

Disfrutamos de una estupenda jornada de convivencia entre los Residentes, familiares, voluntariado y personal de Santa Luisa de Marillac donde se escucharon muchas carcajadas, chapoteos y se veían caras de satisfacción y alegría.

Esta actividad queda enmarcada dentro del programa conectando edades conectando conocimiento, disfrutando de la cultura, subvencionada por la JUNTA DE ANDALUCÍA CON CARGO AL  0,7 % IRPF. 

Durante todo el año a través de este programa, desarrollando los planes de atención y vida, dentro del modelo de atención vicenciana centrada en la persona, conociendo las historias de vida, está siendo posible llevar a cabo la activa: SIEMPRE SOÑÉ…, actividad dentro del programa mencionado anteriormente y consistente en cumplir el sueño de las personas mayores que están por cumplir. 

En este día de playa cumplimos el sueño de varias de las personas mayores como el de Adolfina…que hacia más de 18 años que no se había podido meter en la playa y le encantaba, nos contaba su hija emocionada, porque ella de palabra no puede, pero si con sus gestos, …

El sueño de Cristina, que le encantaba el mar, pero después de su enfermedad no se pudo volver a meter en el mar, etc…

Después del día, sólo nos queda cantar al Señor: ¡Gracias por la fe, gracias por la vida, gracias por bañarme en el mar de tu alegría!

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