Residencia Siloé

Décima o espinela de ESPERANZA

Démosle gracias al cielo

por vivir bajo este techo

y por compartir el lecho

de este tan precioso suelo;

sírvanos pues de consuelo

el poder de nuestra fe;

roguemos a Dios que esté

siempre en este hogar presente

               para que Él sea el aliciente

                                             en la casa Siloé.                    J.I.Gandela

              Estos versos, de un señor filólogo y políglota que llegó a esta Obra en sus principios, y que no ha olvidado que, sin los medios que allí le proporcionaron, hubiese sido imposible desarrollar los dones que el Señor le había concedido, sirven de pórtico a la breve reseña de esta Residencia que es “una callada, sencilla y constante labor de entrega a los demás”

             Ahora, dejemos narrar a la Hija de la Caridad, con corazón sensible y ojos abiertos a las necesidades del prójimo que, casi sin darse cuenta, y como todo lo que es obra de Dios y crece según su amor providente, hace girar su vida y la de muchos hasta conseguir lo que ni siquiera imaginó.

             “En 1970 y 1971, dos casos de fuertes necesidades, dos personas, que con poca ayuda, pero desde el mucho interés por nuestra parte y mucho esfuerzo por ellas mismas, se abrían camino a una vida impensable para ellas… Yo lo llamo el SI A LA VIDA.

            Tras esto, muchos minusválidos, se decía entonces, habían descubierto que serían escuchados, y se sucedían las llamadas y visitas solicitando ayuda, el Obispado nos cedió sus bajos, y en 1973 se creó una Escuela para analfabetos. Profesores: los seminaristas. Mientras, se iba corriendo la voz por los pueblos, y seguían acudiendo muchos imposibilitados. En 1975 tuvimos una primera casa en el Barrio de San Felipe; éramos tres Hermanas, entregadas con todo fervor a ellos, pero que debíamos ir a servir a los enfermos al Hospital Princesa de España por la mañana, que era donde teníamos nuestro contrato de trabajo.

            Ya en 1988 se constituye la Comunidad, la Obra es independiente y se crea fundamentada en Jn. 5, 1-10 “la Asociación SILOÉ”.

            Hoy me es imposible describir todo lo realizado desde entonces. La creatividad, la generosidad, la solidaridad y simpatía, el amor o caridad de tantas personas que se iban involucrando para ayudar la causa de estos disminuidos físicos o síquicos que en aquel entonces se veían recluidos en su vivienda y familia. Y sin olvidar el apoyo de mis Superiores… rodó por las mentes y creció como una bola de nieve, hasta poder construir esta casa bonita, sencilla, espaciosa, de 30 plazas, e iluminada. Cuantos la conocen dicen que es especial, yo le llamo muy acogedora. No tiene barrera arquitectónica alguna y se respira el cariño.

            Se respondía así, a la angustia de las madres que querían morir al menos el mismo día de sus hijos ¿quién los cuidaría después? O de ellos mismos ¿qué será de mí cuando falten mis padres?”

            Fue en principio Residencia para este tipo de Estudiantes, con grandes discapacidades y escasos recursos económicos, procedentes de poblaciones en las que no podían cursar estudios. Hoy ya no necesaria por el avance de los recursos sociales.

             Desde el SI A LA VIDA, Siloé es en la actualidad:

Hogar. Porque se encuentran en su casa todos los que no tienen familia o les falta el apoyo de estas. La creatividad del personal les hace felices en sus fiestas de cumpleaños, y al vivir cualquier acontecimiento festivo, salidas, excursiones, Colonias, etc. Son todos muy dependientes.

Unidad de día. Nace como respuesta a la demanda de padres que por motivos de trabajo o edad no pueden dedicar a sus hijos la atención debida.

Centro de respiro familiar. Está abierta para ayudar y dar descanso a las familias siempre que necesitan dejar a familiares, que por su grado de dependencia no se pueden quedar solos, o simplemente porque necesiten descansar.

Un sí a la vida. Porque a los que piensan en la eutanasia como salida se les puede decir alto y claro que aquí pueden ser felices.

Esto es Siloé, donde el sufrimiento es transformado en amor y alegría por la audacia y creatividad de un Equipo de buenos colaboradores con las Hijas de la Caridad. 

                                                                  Comunidad de Hijas de la Caridad de JAÉN