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Residencia Divino Maestro

Residencia Divino Maestro

Mayores
Teléfono: 957670386
Email
Dirección: Cardenal Herranz Casado, 1, Baena
Córdoba, 14850

La historia de la Residencia tiene su origen en la donación que hizo a las Hijas de la Caridad, Doña Julia de Prado Santaella, mujer que desde muy joven se entregó plenamente a las más diversas actividades formativas de la Juventud, básicamente en la Casa del “Divino Maestro”, foco cultural y espiritual de Baena.

Doña Julia no solo sirvió ejemplarmente los ideales y proyectos forjados en su mente enfebrecida de Amor al prójimo, sino que donó varios inmuebles así: la casa número 1 y 3 de la calle Juan Rabadán, ahora Cardenal Herranz Casado. Quiso que fuera para las personas mayores, que en su niñez o juventud, habían pasado por la “Escuela Hogar Divino Maestro”, gran parte de la población procedían del campo, muy alejados de la ciudad.

Doña Julia  fue así dando respuesta a las necesidades culturales, sociales y religiosas, que hunde sus raíces en una Fe cristiana donde numerosos jóvenes encontraron la base de su formación integral.

Baena, ciudad insólita, como la llaman algunos, está enclavada en el corazón de Andalucía, a 407 m. sobre el nivel del mar, situada al Sudeste de la provincia de Córdoba, entre la campiña y la sierra subbética, ofrece un paisaje de tierras alomadas ocupadas por cultivos de vid y olivos; su término municipal es de 463 Km. Cuadrados. Cuenta con una población de más de 19.000  habitantes, donde un porcentaje bastante alto son mayores de 60 años.

Baena está ubicada en un cerro, se extiende a través de sus laderas formando un conjunto compacto de calles sinuosas y estrechas de viviendas tradicionales y casas señoriales que constituyen el casco antiguo en la parte alta, en su parte baja se sitúa la ciudad moderna.

Cuna de remotas culturas, sus orígenes se pierden en el ocaso de los tiempos y los numerosos yacimientos que pueblan su entorno, atestiguan el paso de iberos y romanos que dejan numerosos vestigios de su arte, costumbres y urbanismo. Sin embargo es en el periodo musulmán cuando se daría asentamiento de la actual Baena, un nutrido grupo de construcciones particulares, nos hablarán  de la actividad arquitectónica baenense, durante los siglos XVI, XVII, y XVIII, bajo el señorío de la casa de Sessa y Baena; es entonces cuando la localidad se ve imposibilitada por el despliegue industrial y económico, permaneciendo en esta situación hasta 1800 en que la desamortización favorecerá el origen de una nueva clase social dirigente que basara su primacía en el latifundio agrario.

Es en el año 1874 cuando las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl desarrollan una labor benéfica en una obra de patronato, atendiendo a hombres y mujeres de Baena. Las Hermanas, atentas a las necesidades de los pobres,  van dando respuesta a las miserias que se cruzaban en su camino, y en este devenir de los años descubren la situación lamentable en que viven muchos ancianos, hombres y mujeres: soledad, abandono, precariedad de recursos económicos y un largo etc de necesidades que las Hermanas van atendiendo con impotencia, porque la situación las desborda.

Es en este momento cuando la Providencia sale al paso a través  de la Señorita Julia que ofrece su casa a las Hermanas  para atender a las personas mayores de Baena; es así que los Superiores estudian la situación y con gran ilusión tratan de adecuar la casa a la nueva actividad: “Atención Integral a los Mayores”. No exenta de dificultades, comienzan las obras;  hay un gran desnivel  en el terreno y por estar ubicada en el casco antiguo de la ciudad, zona centro, había que mantener la estructura de la fachada. El esfuerzo de los Superiores y el deseo tras la reforma de comenzar lo antes posible, hace que se forme la primera Comunidad con cinco Hermanas, dos de ellas fueron enviadas por los Superiores anteriormente, para recibir los enseres de equipamiento, etc, formando comunidad con las Hermanas del Colegio.

Los comienzos no fueron nada fáciles, siempre son costosos; las Hermanas todo lo ponían en manos del Señor, que fue quien comenzó la obra; así fueron preparando con esmero y detalle la casa para recibir a nuestros mayores de Baena.

Una vez superada toda esta etapa de preparación, se llevó a cabo la inauguración oficial el 27 de Noviembre de 1988, fiesta de nuestra madre la Virgen Milagrosa, con una solemne Eucaristía oficiada por el Padre Director de las Hermanas, Antonio Martín Cucharero (cm), la presencia de los primeros residentes, los superiores y la participación del pueblo de Baena que con ilusión y alegría acogía esta obra tan esperada por todos.

Hay que decir que antes de todo este proceso se llevó a cabo un estudio social con visitas a domicilio, entrevistas y toda clase de información para recabar datos fiables de las necesidades reales  y urgentes de la población. Las Hermanas comenzaron a recibir ancianos por orden de preferencia, mayores de 65 años, solos, enfermos, con escasos recursos económicos, que fueran nacidos en Baena (voluntad de la señorita Julia), quedando cerrado el número de plazas con 42 ancianos, cinco Hermanas, dos limpiadoras, una cocinera, y una para el lavadero.

La Comunidad en todo momento ha hecho un esfuerzo por estar cercana, ser transparente en su actuar, dar una acogida calurosa y afectiva, con el fin de que los ancianos se sientan en su casa, con las comodidades suficientes para que sean felices.    

Somos una sociedad en cambio y como no podía ser de otra manera, también nosotros hemos tenido que ir evolucionando según las necesidades que nuestros residentes pedían y según la administración dictaminaba. Durante el periodo que va de 1988 a día de hoy se han tenido que llevar a cabo varias reformas; la última de ellas , comenzó el 11 de Enero 2011; y finalizo el 13 de marzo del 2013.

Todo evoluciona con el paso de los años, pero cierto es que el perfil del anciano del 1988 no tiene nada que ver con la persona mayor que hoy llama a nuestras puertas, hoy los residentes vienen más deteriorados, lógico que quieran mantenerse en sus casas hasta que no pueden responder a sus necesidades básicas de la vida diaria; todo esto junto al avance que ha dado  la sociedad, junto a lo que demanda la administración hizo que los superiores acometieran una reforma total de la casa con unos objetivos claros, entre ellos prestar un servicio de calidad a nuestros residentes, y conseguir la acreditación definitiva que nos permitiera acceder al concierto de plazas con la Junta de Andalucía, que pudiese ayudarnos a superar las dificultades económicas con las que tenemos que enfrentarnos cada día.

La Residencia acoge a personas mayores de 65 años, de  ambos sexos, su capacidad de ocupación es de 37 plazas, de las cuales  33 son  para personas asistidas, y 4 para válidas.

Todo el esfuerzo realizado se vio truncado cuando  la crisis hizo que la Administración suspendiera de un plumazo los Conciertos o cualquier ayuda que pudiese intentar mitigar la precariedad de nuestra economía. Luchamos con todas nuestras fuerzas y toda nuestra creatividad a tope, intentando buscar recursos que hiciese menos gravosa nuestra economía, a día de hoy un rayito de luz se vislumbra en el horizonte ya que nuevamente se ha posibilitado el acceder al concierto de plazas; cierto es que uno de los requisitos que piden es que tienes que tener la plaza libre para acceder a dicho concierto,  nosotros no nos podemos permitir el lujo de dejar plazas sin ocupar, aparte de que tenemos una gran demanda de solicitudes, pero la certeza de saber que es un buen recurso, nos ha hecho ir dando pequeños pasos, y hemos optado porque cada vez que convoquen licitaciones optaremos a las plazas que tengamos sin ocupar en esos momentos; y aunque pueda parecer una utopía hemos metido cabeza, y ya contamos con una plaza concertada.

Ilusiones no nos faltan, y ganas tampoco: seguiremos luchando, desde la certeza de sabernos responsables del bienestar de nuestros mayores, y desde el convencimiento de que la Caridad es inventiva hasta el infinito; el Señor nos ira dando su fuerza para no desanimarnos a pesar de las dificultades que diariamente se presenten.

La Comunidad actualmente está formada por seis Hermanas que a pesar de su avanzada edad y su deterioro físico, intentamos cada día prestar un servicio de calidad, con un estilo Vicenciano; para ello contamos con una plantilla de 23 trabajadores que desde la corresponsabilidad nos esforzamos cada día en crear un clima cálido, en el que la persona mayor se pueda sentir en un ambiente lo más parecido a su entorno. Normalmente tenemos de un 50 a un 60 por ciento de visitas diarias, lo que hace que nuestros residentes potencien el contacto con sus familiares; sientan que no son “aparcados” y se mantengan con ganas de vivir, con ilusión por hacer cosas nuevas; ….

Contamos con un grupo de voluntariado que junto a muchos de los familiares y el personal de la Casa, colaboran en la puesta en marcha y realización de muchas de las actividades que tenemos programadas a lo largo del año; tanto en salidas al exterior como aquí en el centro; aunque pueda parecer una frase hecha y quizás un poco “rancia”; nuestro objetivo principal es darle vida a los años, y no años a la vida.  Cierto es que  la mayoría de nuestros Residentes han sobrepasado con creces  los 80 años, pero eso no impide que tengan una vitalidad que ya la quisieran muchos jóvenes de hoy.

Somos un centro abierto y  por ello nos relacionamos mucho con el entorno; contamos con el apoyo de las Parroquias, Ayuntamiento, Instituciones, Asociaciones, Cofradías, grupos y pueblo en general; que cada vez que organizamos cualquier evento o planteamos una necesidad se vuelcan con la Casa; como es natural todo esto es reciproco, por ello nuestras dependencias son utilizadas por las distintas Parroquias para catequesis, cursos de monitores de tiempo libre, o cualquier necesidad con la que podamos colaborar.

Nuestra Residencia son dos casas unidas que, como se menciona al principio, donó Doña Julia de Prado; después de la última reforma está totalmente adaptada para personas con un grado de dependencia grande, no existen barreras arquitectónicas; cada habitación cuenta con cuarto de baño, adaptado totalmente, teléfono para recibir llamadas, timbre  por si el residente se siente indispuesto o necesita algo, instalación para TV… En todo el edificio hay calefacción y aire acondicionado centralizado, está preparado con todo el sistema contra incendios vigente, contamos con la acreditación definitiva, sistema de calidad.

Los servicios que prestamos son:

INTERNOS arreglo y aseo de los residentes, servicio de comedor, de lavandería, fisioterapia, terapia ocupacional, enfermería, religiosos…

EXTERNOS  Peluquería, Podólogo

Queremos concluir diciendo que la ilusión, la esperanza, y el deseo de servir cada día mejor a nuestros residentes nos hace estar constantemente en “alerta” buscando formas y maneras de ir mejorando nuestro servicio, para ello accedemos a aquella formación que nos haga ser mejores profesionales, al mismo tiempo que no perdemos de vista que hay que poner mucho corazón.

El ser “equipo” no es fácil, pero tenemos la certeza de que si queremos de verdad que nuestros mayores puedan palpar la ternura de Cristo a través de nuestro servicio atento, delicado, personalizado,  detalloso…; no queda otra que potenciar la unidad y creernos que esto es obra de todos.

San Vicente y Santa Luisa nos dieron bien las pautas, ahora solo nos queda seguir sus huellas e intentar cada día que la Residencia “Divino Maestro” de Baena, sea un lugar donde cada uno de los que se acerquen a nosotros se puedan sentir  lo más  parecido posible a su propia casa.

Parafraseando una frase atribuida a San Vicente, diríamos: Solo por  nuestro amor, por nuestro amor  solamente;  podremos hacer creíble que nuestros residentes son el centro y los protagonistas  de nuestra acción.

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