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Comunidad Rosalía Rendú

Comunidad Rosalía Rendú

Mayores
Teléfono: 955681064/656348722
Fax: 955687862
Email
Dirección: C/ Nuestra Señora del Águila, 9, Alcalá de Guadaira
Sevilla, 41500

UN POCO DE HISTORIA.
Antes de nuestra llegada a Alcalá, esta ciudad conocía a las Hijas de la Caridad a través de sus servicios en el Colegio “ San José”, de su propiedad, situado en la calle Ntra. Sra. del Águila, nº 63, y en una Residencia de Ancianos en la calle Sor Emilia.

El Colegio San José cesó en su actividad docente, y poco después se transformó en la actual Residencia “La Milagrosa”, para personas mayores, pues la Residencia que había estaba muy deteriorada y necesitaba importantes reformas.

La sección de Preescolar del Colegio San José se trasladó a la casa de la calle Ntra. Sra, del Águila nº 9, donada a las Hijas de la Caridad por un familiar del Venerable D. Agustín Alcalá y Henke, según consta en las escrituras al respecto. Dicho Centro de Preescolar continuó hasta el año 2000.

Cuando la Comunidad tuvo que dejar la enseñanza, por motivos de edad y por las exigencias del Ministerio de Educación en cuanto a la necesidad de transformación física del Centro, decidió alquilarlo al Ayuntamiento, mediante contrato renovable cada año, para realizar actividades culturales. Pasado un tiempo, y una vez terminado el acuerdo de alquiler, se inician las obras de adaptación para la actual Residencia. En estos momentos, año 2003, unas Hermanas pasaron a otras Comunidades para cubrir necesidades de apoyo, otras se trasladaron a la Comunidad María Reina de Sevilla.

La Casa permaneció ocupada por cuatro Hermanas procedentes de otra residencia de ancianos de Sevilla, “El Porvenir” y permanecieron en Alcalá hasta el año 2005.

Cuando los Superiores creyeron conveniente, retiraron a las Hermanas del Colegio “FUNDACIÓN SANTAMARCA, de Madrid. Allí habían entregado su vida en la Educación y Enseñanza, en Preescolar, ESO, y un Internado de 40 niñas, casi todas de inmigración.
Ahora, ya jubiladas, se pensó en trasladarlas a Alcalá, por lo que se iniciaron en la casa algunas reformas interiores para acomodar los espacios de modo que en ella pudieran residir las trece Hermanas procedentes de Madrid.

Los Superiores dialogaron con la Comunidad y juntos entendimos que el Señor nos pedía dejar Madrid y aterrizar en Alcalá de Guadaíra.

Llegamos a Alcalá el 16 de agosto de 2005. Con esperanza y abiertas a lo que el Señor nos fuera presentando en el devenir de cada momento. La Comunidad recibiría el mismo nombre que el de la Casa: ROSALÍA RENDU.

Para comenzar organizamos los oficios propios de los servicios a realizar en una Comunidad: lavandería, sacristía, liturgia, enfermería (dos de las Hermanas que vinieron con nosotras estaban enfermas), jardinería, y la ayuda a otros como la cocina y la limpieza. Una de las Hermanas con muy buenas cualidades artísticas se prestaría para pintar los murales, carteles y letras que le solicitaran otras Comunidades.

Pronto surgió el interrogante: Y ahora ¿qué hacemos? ¿a qué misión, fuera de la casa, nos dedicamos? Nos era difícil comenzar con actividades que nunca habíamos realizado, pues
hasta ahora, preparar clase, corregir, evaluar, reuniones con el claustro, dialogar con profesores, padres, alumnos…actividades todas que conlleva la docencia habían ocupado nuestro tiempo. ¿Y ahora?

A la Residencia de Ancianos La Milagrosa que ya funcionaba llevada por otras Hermanas acudían suficientes voluntarios, además más jóvenes y acostumbrados a aquellos servicios. ¿Era conveniente nuestra presencia? Pareció que no.

Comenzamos por ofrecernos a los Colegios para impartir clases de apoyo gratuitas en el Colegio Salesiano, y por las tardes, a alumnos con necesidades económicas, del Colegio nacional Manuel Alonso; y a las Parroquias del pueblo, para prestar alguna colaboración en la preparación de las catequesis junto a otras catequistas. Nos insertamos en la Pastoral , visita de enfermos , distribuir la comunión, visita a la cárcel de mujeres y ..¿por qué no salir a la calle, hablar con la gente, saludar a los vecinos..?

Nos fue muy gratificante la acogida que se nos dispensó en esta ciudad, y cómo recuerdan a las Hermanas con quienes convivieron en años anteriores a través del Colegio y de la Residencia de Ancianos. Guardan recuerdos entrañables de ellas y las valoran por su apertura, cercanía y dedicación.”Eran muy buenas”- nos dicen. Damos gracias a Dios porque su testimonio ha facilitado la apertura mutua en nuestros encuentros con la gente.

El tiempo nos va marcando y, a medida que hemos ido avanzando en edad y limitaciones, nos hemos tenido que plantear el cese de algunas de estas actividades: el acompañamiento en las catequesis terminó a los tres años, cuando llegó a Alcalá una Comunidad de cinco miembros, religiosas de “El Hogar de la Madre”; son jóvenes, bien preparadas, y cuya misión es la pastoral en todas las dimensiones: catequesis, reuniones de jóvenes, adultos, grupos de oración, conferencias, campamentos…

Estas religiosas comparten con nosotras momentos litúrgicos especiales y otros tiempos de convivencia festiva. Muestran interés por conocer nuestra espiritualidad y misión. Nuestra relación es muy cordial.

Nuestra colaboración en las clases de apoyo a los escolares se prolongó hasta el año 2014. Al finalizar ese curso, reflexionamos sobre esa actividad, y por la edad de las Hermanas y las limitaciones que iban apareciendo decidimos no continuar con las clases. Se le comunicó a los profesores del Colegio Manuel Alonso, y lo comprendieron.

Las visitas a la cárcel de mujeres, de Alcalá continuó, todos los sábados, hasta el año 2015, por las razones antes mencionadas.

ACTUALMENTE

Nos dedicamos a visitar a los enfermos, llevar la Comunión, si procede, y cuando salimos a la calle, al mismo tiempo que el ejercicio físico nos beneficia, hablamos y saludamos a la gente, que se alegran de dialogar con nosotras y vernos contentas.

En las visitas a enfermos en sus casas nos detenemos para escucharlos sin prisas. Siempre nos piden que recemos por ellos y que vayamos a visitarlos con frecuencia. Creemos que el Señor nos acompaña en nuestro empeño en llevar la paz y esperanza con nuestra presencia.
Estamos abiertas a escuchar al Señor que nos espera en los más necesitados:
Un joven accidentado de tal manera que no puede trabajar en su oficio como albañil-pintor, sin medios económicos y abandonado de los suyos. Triste, deprimido, sin esperanza humana alguna. Lo tenemos entre nuestros preferidos y procuramos que tenga lo necesario.
Un señor, separado de su mujer e hijos, sin comida ni vivienda.
Un tercero, antes contratista de obras, reducido ahora a la mendicidad. Son casos que
el Señor nos pone delante para que en ellos le sirvamos, y aligeremos el peso de su
existencia.

Damos comida a dos diariamente y los domingos a tres, pues este día no funcionan los
Comedores Sociales del Ayuntamiento. Les lavamos la ropa, las repasamos, hablamos con ellos, los escuchamos con cariño, con interés, y les gestionamos otras ayudas.

Son muchas las necesidades de esta ciudad, donde va aumentándola droga, la escasez de puestos de trabajo, pobres que mendigan y son explotados por algunas mafias…

Hemos vivido de cerca que servir a los necesitados, enfermos, personas mayores, simplemente la escucha amable, el acompañamiento, la ayuda material, el diálogo cariñoso, la oración con ellos. Todos esto les hace mucho bien ellos y a nosotras, que hemos conocido “otro mundo de los pobres”.
Ellos nos evangelizan: viven con paciencia sus limitaciones físicas, su falta de recursos económicos y, en algunos casos, el abandono de sus seres más queridos, su capacidad para disculpar. Se sienten felices con nuestra compañía, siempre les parece corto el tiempo que estamos con ellos. ¿Ya se van?_ nos dicen.

En fin, nunca le agradeceremos bastante su Providencia con quienes no habíamos salido del campo de la enseñanza. Es esta una etapa deliciosa para una mayor y serena intimidad con Él y con las Hermanas de la Comunidad. Una ocasión formidable para continuar nuestro servicio a los pobre con estas pequeñas actividades. No nos olvidamos de pedir en nuestra oración por las Hermanas que están en plena actividad y servicio de Cristo en los pobres y por los pobres.

¡Dios ha estado grande con nosotras!
SOR MARÍA LUISA GUTIÉRREZ

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