Un abrazo del Barrio Real

Sor Mercedes Hoces

Falleció en Granada, en la Residencia Regina Mundi, el día 18 de Agosto de 2017.

Muy querida Sor Mercedes.

Cuando el día 18 de agosto vimos en Facebook la noticia de que ya te fuiste al Cielo, la lista de comentarios en esa red social casi se bloquea, pues en unos cuantos segundos ya habían contestado 125 personas. Comentarios de todo tipo.

Lógicamente siempre de condolencia, pena, dolor, pues aunque ya llevabas bastantes años fuera de Melilla, de aquí, de esta tierra africana que ha sido tan tuya como nuestra, no te fuiste del todo. Pero si muchas fueron las expresiones de dolor, más abundantes fueron las de gratitud, nostalgia, recuerdos preciosos de tus incontables gestos de cercanía, amistad, ayuda, y todos ellos envueltos en un tono de sencillez y cariño inmensos.

Al hablar de ti, Sor Mercedes, lo primero que se nos viene a la mente son anécdotas simpáticas, graciosas, ocurrentes…pero todas ellas tenían como finalidad la ayuda generosa, desinteresada, amable, …

¿Se acercó alguna vez alguien a ti que no se fuera confortado por tu cordial acogida? ¿Se podrán contar las cuestiones, problemas, dificultades para las que buscaste medios hasta conseguir soluciones favorables? Mira, Sor Mercedes, recuerdo una de tus ocurrencias muy significativa. Y aunque a alguien le hubiera parecido asunto trivial, tú sabías muy bien que para ese vagabundo que andaba tirado en la calle, durmiendo sobre cartones, su perro no era un simple animal; para ese pobre hombre su perro era su compañero, su ayuda, su amigo siempre fiel. Por eso cuando diste los pasos para que ingresara en la Gota de Leche, buscaste la forma de que pudieran seguir juntos. Y allí residieron felices.

En Melilla y especialmente en el Barrio Real, todos le debemos algo o mucho a Sor Mercedes: cariño, amistad, consejos, orientación, … ¡Cuántas niñas y adolescentes dieron a su lado sus primeros pasos en la acción caritativa de visitar a los pobres!

Como trabajadora social del Ayuntamiento tuvo aún más oportunidades de prestar ayuda a cuantos acudían a ella. Y, curiosamente, pronto tuvieron que tapar el rótulo de la puerta de su Despacho, y sobre el título de “TRABAJADORA SOCIAL” colocaron simplemente “Sor Mercedes”, y allí se dirigía la gente con total confianza.

En aquellos tiempos en los que a la “pensión no contributiva” muchos llamaba “la paguita de Franco”, en el Barrio Real, se le llamaba “la paguita de Sor Mercedes”, y es que ella se desvivió para que las personas más desfavorecidas pudieran disfrutar de esos recursos económicos.

¡Qué bien te relacionabas, Sor Mercedes, con todos! ¡Qué bien demostraste que todos somos una única familia, una única raza: la raza humana.

No solo los creyentes cristianos, sino también las comunidades musulmana, judía e hindú fueron generosas en muchas ocasiones prestándote ayuda para atender necesidades. Tenían muy claro que con cuanto recibías, tú socorrías sin mirar ningún tipo de diferencia. Tú eras para todos sin excepción.

No nos extrañaría que en el Cielo hayas conseguido del Buen Dios bendiciones y protección para los que esperamos encontrarnos contigo cuando llegue el momento. Procura estar cerca de la puerta para que te encontremos pronto.

 Un abrazo. Tus vecinos del Barrio Real.

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