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Residencia María Auxiliadora de Punta Umbría

Hay que potenciar la memoria

Esta vez en la Residencia Mª Auxiliadora se ha tenido “una clase estupenda” a cargo de la Psicóloga del Centro de Mayores Dª Cinta Hernández, que ha ido dando unas series de Ejercicios para fortalecer la Memoria. Los oyentes estaban muy atentos, como se ve en la foto que se adjunta. Duró la exposición más de una hora pero se les hizo corta a todos.También participó un grupo de voluntarias del taller del Centro

Los ejercicios han consistido:

1.-Distintos nombres a los cuales faltaban las vocales. Como orientación pertenecían a oficios perdidos……

2.- Clasificar Información. Ejem: En una pescadería revuelta: lenguado, pulpo, coquina, rape, chipirones, chirla, atún, sepia, decir al grupo que pertenece:”Pescados,” Moluscos,” “Cefalópodos”.

3.- Refranero majaderos : Corregir errores. Ejem. El que tiene padrino se casa……

4.- Buscando música.- Completa estas canciones: Ejem. Tengo una muñeca……..

5.- Elimina palabras que no pertenecen. Ejem. rosa, lirio, casa, jacinto, clavel, nevera……

Después les leyó y comentaron el “Himno a la edad” de Saramago.

“HIMNO A LA EDAD”. Autor, José Saramago.

¿Qué cuántos años tengo? ¡Qué importa eso!

¡Tengo la edad que quiero y siento!

La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.

Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…

Pues tengo la experiencia de los años vividos

y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!

¡No quiero pensar en ello!

Pues unos dicen que ya soy viejo

otros”que estoy en el apogeo”.

Pero no es la edad, que tengo, ni lo que la gente dice,

sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,

para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,

rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir:

¡Estás muy joven, no lo lograrás!…

¡Estás muy viejo, ya no podrás!…

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,

pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos,

las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces, es una loca llamarada,

ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.

y otras… es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..

¿Qué cuántos años tengo?

No necesito marcarlos con un número,

pues mis anhelos alcanzados,

mis triunfos obtenidos,

las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas…

¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!

Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!

Tengo los años necesarios para perder ya el miedo y hacer lo que quiero y siento!

Qué importa cuántos años tengo.

o cuántos espero, si con los años que tengo,

¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!

 Sor Rosario Martín             

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