Acción Social

Misión Compartida

Convocadas por Sor Magdalena, Consejera de Obras Sociales, las Hermanas de las distintas comunidades de la Provincia España-Sur, sintiéndonos llamadas, nos hemos desplazado desde los distintos puntos de la misma con la intención de abrirnos al Espíritu y reflexionar: Dónde y cómo realizamos dicha MISIÓN.
Un pequeño Cenáculo bellamente ambientado nos ayudó a adentrarnos en el tema. En los rostros de cada una de las allí presentes se notaba la ilusión en la misión encomendada, tratando de servir a los Pobres en “Misión Compartida”
El Padre Miguel Sánchez inició la misma con una bella canción que enmarcó con imágenes de San Vicente parafraseando el inicio de su vocación. San Vicente encontró al Dios encarnado en el Pobre.
Quien nos hablaba del tema no era un desconocido de la realidad de los Pobres: ha vivido y vive entre ellos, no se pregunta “qué hago en este caso concreto, sí, ¿qué haría Jesucristo? Discípulo de grandes enamorados de su vocación tanto de Padres como de Hermanas. Este hombre no se pregunta: ¿Puedes? Como buen vicenciano lo hace con San Vicente; ¿qué haría Jesucristo en su lugar?
Quiere introducirnos en la realidad fundacional de nuestros comienzos como vicencianos. No nacimos los Padres y Hermanas los primeros. Todas sabemos que las Damos (hoy A.I.C) son las que iniciaron las Obras Caritativas.
Aterrizando en el aquí y ahora. Me imagino que hoy San Vicente y Santa Luisa se han preguntado: ¿Qué hacen esas Hermanas nuestras hoy reunidas? Sencillamente nos planteamos cómo servir al Pobre aquí y ahora. Ellos nos dicen: “Recordar a la Iglesia primitiva”. Los apóstoles no trabajaron solos, a ellos se unieron un número considerables de discípulos junto con las mujeres, éstas les acompañaron desde el comienzo de la iglesia.
Estamos llamadas a trabajar en: misión compartida. No tengamos miedo a romper barrera. Que vean cómo rezamos y vivimos. A quiénes servimos
Abramos la puerta para que entre el Espíritu, que nos inunda de su amor, que: Riegue la tierra en sequía
Somos llamadas por Dios y unidas en Él trabajemos en red. La riqueza de cada uno de los miembros es riqueza para la Misión.
Convencidas de esta necesidad, abramos las puertas de nuestro corazón. Recemos juntos, que vean lo que hacemos y cómo.
Ya nos avisó nuestra Madre Guillemin, hace CINCUENTA años y… nos falta vivirlo. Ciertamente se han dado pasos. Hay Hermanas enraizadas en estos servicios trabajando codo a codo con los vicencianos.
La sociedad y los tiempos han cambiado. Hagamos nuestras los pasos que Sor Guillemin nos marcó: numéricamente no somos muchas y menos poderosas. Eso solo Dios. Trabajar desde la humildad, la sencillez y sobre todo la caridad.
Dios nos quiere con una mente lúcida, ideas claras y posibles de realizar, pequeñas inserciones en y con los Pobres. Para entender la pobreza material hay que vivirla cerca de ellos o mejor con ellos.
Nuestra teología debe ser los Pobres. Mi Universidad, los Pobres, de ellos he aprendido a vivir y las mejores clases las he recibido de ellos.
Tú nos quieres Señor, miembros de un mismo grupo.
Necesitamos olvidar nuestro protagonismo y unirnos con otros
Tú hiciste Comunidad, Señor, en la cruz alzada en alto.
Reconocer los valores que nos unen y complementan.
Somos débiles Señor, sé nuestra fortaleza.

¡¡¡Gracias Señor por permitirme servirte!!!
Una Participante

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