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29 de diciembre

Jornada Formativa-Festiva en GRANADA

“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. 

Y nosotros hemos visto su gloria,” (Jn 1,14)

Como ya viene siendo tradicional en nuestra provincia de España-Sur, al llegar las fiestas de Navidad, nos reunimos las hermanas en una jornada formativa-festiva para, junto con los Superiores, celebrar y festejar este tiempo. Pues bien, este año, bajo el título “Crear cultura de discernimiento en nuestra vida”, hemos vivido esta jornada.

Y es que esta jornada nos brinda la oportunidad de encuentro con aquellas hermanas a las que queremos y que quizás ya hace algún tiempo que no hemos visto; es una oportunidad para dejar de lado las preocupaciones cotidianas, ¡aunque sea por un día!; es una oportunidad para reavivar nuestro espíritu, para, como decía Diego, hacer feliz al otro, porque Dios no nos ha creado para ser felices, sino para hacer felices a los demás y solo así alcanzaremos nuestra propia felicidad. 

El día estuvo envuelto en un ambiente de alegría y emotividad. Sor Teresa nos emocionó con su testimonio de vida en la misión ad gentes de Mauritania. Su experiencia de soledad, entrecortó su voz y contagio de emoción a toda la asamblea, me hizo estremecerme y constatar que no es necesario estar lejos para también vivir otro tipo de soledad en el bullicio de una sociedad plagada de ruido y donde en estos días se agudiza por el exceso consumo de compras que, a veces, se nos contagia. Este encuentro es una manera distinta de celebrar la Navidad, donde el centro de ella lo ocupa un Niño nacido en un pobre pesebre y esto provoca en nosotros una explosión de la fe y la alegría del que se encuentra ante el Salvador.

Al testimonio de Sor Teresa, le siguieron otros dos proyectos entrañables, que de alguna manera nos abren un horizonte de esperanza en la misión compartida, donde servir y vivir codo con codo profundiza nuestra fraternidad. 

La ponencia a cargo del profesor de la facultad de teología de Granada, Diego Molina, señaló que el marco del discernimiento para nosotras, Hijas de la Caridad, sin ninguna duda, es el Evangelio, el seguimiento de Jesucristo desde nuestro carisma y la vocación personal. Afirmó que todo discernimiento en sentido estricto es personal y siempre se discierne para elegir y se elige para servir. Y aunque esto nos parezca difícil, las cosas vistas desde ahí, son más fáciles de lo que parecen. Diego nos motivó a ser personas que buscan vivir desde el discernimiento personal que nos permita llegar a una deliberación comunitaria, y nos alentó con unas palabras de Sor Guillemin: “La obsesión de la caridad y revisar todas sus actitudes interiores y exteriores para adaptarlas a la caridad. En todas partes donde se encuentre, debe ser: ‘Expresión de la caridad’. El testimonio de la caridad es la profecía de hoy. Su mirada, sus gestos, todo su ser debe ser expresión de amor, que es vida que ha de comunicarse a su comunidad y a los hombres y mujeres que Dios pone en su camino”. 

Después de una mañana vivida en intensidad por todo lo que habíamos escuchado y vivido, llegó la tarde, envuelta de júbilo y cantos navideños, entonados por el coro de Hermanas de la zona, que con su cariño y buenas voces nos hicieron gozar y palpar el mensaje de fraternidad que nos trae la Navidad .

El día culminó, como no podía ser de otra forma, con la Eucaristía, la gran fiesta del Amor. Esta fue nuestra manera sincera y sencilla de celebrar la Navidad en familia. Y desde lo profundo de nuestro corazón, rogamos al Señor que el amor de Dios manifestado en este Niño nos dé el coraje, la audacia y la valentía suficiente para hacer que cada día del año que ha comenzado, sea Navidad, y esto desde los gestos más sencillos de nuestra vida.

Gracias, Señor, por todas las personas que hacen posible, cada año, este encuentro fraterno.

Hermana participante.

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