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Provincia de Cádiz

Experiencia de un joven en la misión de Olvera

Hace semanas concluyó un tiempo de misión en Olvera aunque es mejor decir que nos despedimos temporalmente de nuestros ya amigos misioneros.

Un tiempo en el que hemos vivido intensamente la Fe, en el que hemos entablado relación con ellos y en el que tanto mayores como jóvenes han estado motivados con las experiencias de Fe que transmiten nuestros amigos misioneros.

Es una experiencia que, por la parte que me toca, no podré olvidar jamás, pero claro ¿cómo lo voy a olvidar?

Para no entrar en nombramientos personales, le doy las gracias al equipo de sembradores que han estado con nosotros durante estos 15 días, a las Hijas de la Caridad y a la Comunidad de San Vicente de Paúl.

Ellos han sembrado la semilla en nuestros corazones, y ahora es el turno de regarla, es nuestro momento, el de la juventud, y el de todo el mundo en general, de lanzarnos a la calle sin miedo y hablar de Dios. Debemos regar nuestra semilla y convertirnos en sembradores, para que esta sensación de motivación, bienestar, alegría, vayamos transmitiéndola a todas las personas.

Han sido dos semanas en las que he podido crear vínculos de amistad con personas que ni conocía, pero que por su cercanía y sencillez hacia los demás se han hecho querer en cada uno de nosotros.

La primera semana fue inimaginable. Desde las ocho de la mañana sentía cómo el Señor me despertaba de mi sueño para que trabajara por Él. No había horarios, solo ganas y más ganas de estar con ellos, y no importaba las horas que se echaran.

Durante la segunda semana, pude disfrutar con los jóvenes de los institutos de nuestro pueblo, cantando, dibujando y aprendiendo de ellos. Unos corazones inquietos que exponían a sus compañeros lo que para ellos significaba Jesús.

He descubierto el secreto del equipo misionero para seguir siendo jóvenes. Esa actividad constante, el no parar, el ir de un lado a otro sin ningún tipo de cansancio. Los llenaba la Palabra, esa misma Palabra que ha despertado en mí la curiosidad de continuar con esta aventura de ir sembrando lo que nos pide el Señor.

Por todo ello y para terminar, dar las gracias a todos y, sobre todo, dar gracias a Dios por hacerse presente en estos quince días tan alegres que hemos disfrutado.

Ildefonso Ortega Cabeza.

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