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En la provincia de Sevilla

Celebración de los 400 años del Carisma Vicenciano

Día 11 de febrero de 2017. Amanece el cielo cubierto. Se teme que la lluvia sea un impedimento para que la gente acuda a la cita que tiene en Triana, en el Templo de San Vicente de Paúl. ¡Pero no! Nos viene al instante el convencimiento de que el agua, fuente de vida, nos llega como una bendición del cielo, por tanto era motivo para alegrarse. Y así fue.

Acudieron numerosos miembros de la Familia Vicenciana, un grupo de acogidos de Miguel de Mañara, otro de los que son atendidos en el Comedor Social Ntra. Sra. del Rosario, varias personas pertenecientes al Proyecto Hombre, niños del Piso-Hogar Virgen Milagrosa y otras personas de aquel entorno que frecuentan el Templo para la oración y la Eucaristía.

Bien temprano ya estaban preparando la megafonía, realizando los ajustes necesarios para que todo resultara como el día se merecía. El grupo de JMV comienza a ensayar los cantos. Y el coro se ve reforzado por el grupo de Miguel de Mañara que, con suficiente antelación, fue preparando los cantos bajo la dirección de una joven de JMV.

Se inicia la Eucaristía con el canto “VEN A LA FIESTA” y la procesión de entrada. Representantes de las diferentes Ramas de la Familia Vicenciana avanzan portando los correspondientes símbolos que los identifican: Padres Paúles, Asociación de Caridad, Hijas de la Caridad, Sociedad de San Vicente de Paúl, JMV, Asociación de la Medalla Milagrosa y Misevi.

Sor Pilar Rendón, Visitadora de la Provincia España Sur, nos recuerda que en Folleville, hace 400 años, San Vicente predicó su primer sermón de la Misión, acontecimiento histórico que nosotros queremos convertir en punto de partida para avivar nuestro servicio misionero. Hoy, también iniciamos el 400 aniversario del carisma. Y la Familia Vicenciana quiere renovar su compromiso de evangelizar y servir a los más desfavorecidos.

Preside la Eucaristía el P. Eblerino, que concelebra con los otros cuatro Misioneros que forman la Comunidad. El coro y todos los participantes contribuyen a dar un tono más festivo a la Eucaristía. JMV, en la monición a las lecturas, nos recuerda cómo es Jesús quien siempre sale al paso: al encuentro con Pablo camino de Damasco, que lo convierte de perseguidor en apóstol, y a Vicente de Paúl en Folleville, acontecimiento que cambió radicalmente su rumbo al descubrir la pobreza espiritual y material de los pobres campesinos.

Y en el canto del Salmo nos invitó a que nos uniéramos todos. En las dos lecturas y preces participan representantes de la SSVP, AMM, y AIC.

En la homilía se nos invitó a reflexionar sobre la frase de Jesús “FUI FORASTERO Y ME RECIBISTE”. Acoger al forastero no debe ser para los vicencianos tarea de este año del 400 aniversario, sino una actitud y misión permanentes. Es necesario que les ofrezcamos hospitalidad y protección; no olvidar su derecho a la dignidad y respeto por su condición de seres humanos e hijos de Dios. Nuestra fe nos exige recordar que todos somos migrantes en esta tierra, viajando juntos en la esperanza de habitar en un Cielo nuevo y una Tierra nueva.

Una vez presentados el Pan y el Vino, se hace la ofrenda. Fueron unas prendas muy significativas que nos llamaron la atención: el sombrero, la capa y las sandalias similares a las usadas por San Vicente.

Un sombrero viejo, deteriorado por el sol, el viento y la lluvia. Seguramente siempre le acompañó al realizar su servicio. Y ¿a cuántos niños pobres, enfermos, abandonados arroparía San Vicente bajo su capa?

Aquí están sus sandalias. Gastadas por sus continuas caminatas; tanto para buscar recursos allá donde los hubiera, como para llevar provisiones donde se carecía de todo. Sandalias que recorrieron tantos y tantos kilómetros caminando al encuentro de Jesús en los pobres y abandonados. Los Jóvenes presentan estas ofrendas con verdadera devoción.

Se nos recordó que la colecta estaría dedicada a atender a los emigrantes, refugiados, desplazados … intención especial de toda la Familia Vicenciana para este año. Miembros de las diferentes Ramas y de Cáritas nos proporcionaron el nº de cuenta con el fin de poder prestar una especial ayuda económica con esta misma finalidad. Al mismo tiempo todos recibimos la oración de los 400 Años, que rezaríamos al finalizar la Eucaristía.

Con la alegría del encuentro en familia y el compromiso de “acudir diligentes al escuchar el clamor de los pobres y abandonados”, nos despedimos cantando el himno de San Vicente.

EQUIPO INFORMATIVO

SEVILLA, 11 DE FEBRERO DE 2017

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