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No perdáis nunca en vosotras el fuego de la llamada

Aniversario de los 50 años de vocación

El  14 de septiembre, día de broche de oro para la celebración y encuentro de un nutrido grupo de Hermanas que, durante  el año, vivimos el recuerdo de nuestro primer amor, de nuestro compromiso en respuesta a la llamada a ser Hija de la Caridad al entrar  en el Seminario, el año 1968.

La acogida cálida por parte de todas abrió el evento. Eran las 10:00horas  cuando Sor Carmen Pérez, nuestra Consejera General, y Sor Mª Pilar Rendón ocuparon la presidencia. La Visitadora,  nos recordó con sencillez y profundidad el momento clave en nuestra historia vocacional, lo importante del compartir, convivir, recordar… para vivir el futuro con esperanza y dar un impulso en este caminar.

El material que encontramos en nuestras mesas: carpeta, cuaderno de celebraciones, todo, llevaban impreso el lema que nos invitaba a no perder el fuego de la llamada. A continuación nos fuimos presentando, con nuestro nombre, Comunidad, servicio y lo que deseábamos contar de nosotras. No había prisa. El tema, como no podía ser de otra manera, fue la “Fidelidad”, que Sor Carmen desarrolló  teniendo en cuenta los escritos y consejos de nuestros Fundadores, así como la doctrina que nos indica el Papa Francisco, vivir las Bienaventuranzas. Ser personas de oración, dedicar tiempo a la autoformación desde un proyecto bien organizado, realista, exigente y coherente: el proyecto de vida. Vivir la  interiorización, sabiendo discernir en medio de tanta información, dejándonos ayudar. Tener presente el documento de la Formación permanente. Se hizo alusión al Papa Francisco cuando lanza las preguntas “¿Cuáles son las cosas que el Espíritu quiere que se mantenga fuerte en la vida consagrada?” y respondió: “la plegaria, la pobreza y la paciencia.

Tras la  exposición, se dio un tiempo de reflexión personal, que en otro momento compartiríamos juntas remarcando lo más llamativo. En todo tiempo salían de nuestros corazones y se expresaban con sencillez,  tantas experiencias vividas.

La  Oración,  punto central de nuestra vida

En la Capilla de la Casa Provincial, encontramos una ambientación muy rica en símbolos, presidida por el Rostro de Jesús, como el que llevamos impreso en todo el material. El tiempo alrededor del altar, nos llevó a reflexionar en los siguientes verbos: escuchar, discernir, vivir…, con la invitación  a compartir aquella frase bíblica que nos impulsó en nuestros primeros momentos y en los actuales. Brotó un compartir con mucha sinceridad y sin prisas, acontecimientos personales con sus luces y sombras, vivencias, acción de gracias a Dios, a nuestras familias y Comunidades  en las que hemos estado.

El comedor estaba preparado para la ocasión: la comida inmejorable, los detalles, la tarta y el acompañamiento de nuestros Superiores y de un grupo de Hermanas jóvenes que, con salero y cariño, cantaron y bailaron  a las que celebrábamos las 50 primaveras.

¡Qué decir de la Eucaristía, momento central en nuestras vidas!… Vivir esta realidad es una experiencia única, saboreando los logros y dificultades, desde la certeza de que el Señor que nos llamó, ha permanecido y permanece  a nuestro lado y nos sigue enviando a servir a los Pobres. Esta fiesta ante el altar, llena de signos y significados valiosos que han sostenido y sostienen nuestras vidas fue presidida por el Padre Director, animándonos también a continuar con gozo la entrega de cada día.

Podría escribir un par de folios más, para destacar expresiones de las Hermanas, los cantos, pero se precisa ser breve en este caso.

Queremos  una vez más dar las gracias a todas las que han hecho posible este hermoso encuentro, tan delicadamente preparado.

Finalizamos, uniéndonos a María con el Canto del Magníficat.

                 ¿Cómo te podremos pagar, Señor, todo el bien que nos has hecho?”.

Sor Cornelia García Canino

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